Los bomberos avanzaron ayer para controlar los devastadores incendios del norte de California (EE UU), que ya figuran entre los más trágicos en la historia del estado, mientras se teme que aumente la lista de muertos cuando se explore en profundidad el terreno arrasado por las llamas.

De acuerdo con los últimos datos ofrecidos ayer por el Departamento Forestal y de Protección contra Incendios de California, al menos 32 personas murieron y unas 5.700 casas y negocios fueron destruidos por unos fuegos que han arrasado alrededor de 86.000 hectáreas desde el domingo de la semana pasadas en unas tierras que son mundialmente conocidas por sus viñedos.

Hasta el jueves, se recibieron informes en Sonoma de 1.100 personas desaparecidas, de las cuales localizaron sanas y salvas a 745. Las autoridades puntualizaron que estas cifras pueden resultar confusas porque no se haya comunicado que algunas de las personas dadas por desaparecidas fueron halladas.

También creen que hay otras que se encuentran fuera de peligro, pero aún no pudieron contactar con sus allegados.

Quince focos continuaban activos, una cifra menor que la de los últimos días pero que también se explica porque algunos fuegos se han unido y ahora se combaten como un único incidente. Este es el caso del fuego Nuns, que aglutina a varios incendios previos, que en total destruyó casi 18.000 hectáreas en el condado de Sonoma y que, por ahora, sólo está contenido en un 5 por ciento.

El incendio más grande es el de Atlas, activo en los condados de Napa y Solano, donde arrasó 19.500 hectáreas, pero que los bomberos lograron controlar al 25 por ciento.

Uno de los fuegos que causó más preocupación es el de Tubbs, contenido al 25 % tras calcinar 14.000 hectáreas en Sonoma y Napa después de provocar, al menos, la muerte de 17 personas.

En una rueda de prensa, el director de la Oficina de Servicios de Emergencia del gobernador de California, Mark Ghilarducci, afirmó ayer que la situación no está "ni siquiera cerca" de solucionarse, pero subrayó los "grandes progresos" obtenidos en las últimas horas.

"Sabemos que vuestras vidas han cambiado para siempre por estos sucesos. Esto es difícil. Estamos comprometidos para usar cualquier recurso disponible para ayudaros, para ayudar a las comunidades y para ayudar a nuestros servicios de intervención inmediata para mitigar esta situación", dijo en un apartado de su intervención referido directamente a los afectados por los incendios.

Las autoridades explicaron que están recibiendo el apoyo adicional de cientos de bomberos de otros estados, como Nevada, Oregón o Washington, que se desplazaron hasta el norte de California para ayudar en las labores de extinción. Al menos 3.500 edificios de todo tipo, incluyendo viviendas y comercios, quedaron destruidos tras el paso de las llamas, que dejó barrios enteros en ruinas.

El viento dio un respiro a los bomberos, favoreciendo sus labores para sofocar los fuegos, pero las autoridades advirtieron de que se esperaba que durante la noche de ayer para hoy aumentase la velocidad de los vientos con ráfagas que podrían superar los 70 kilómetros por hora.

El aguacil del condado de Sonoma, Robert Giordano, detalló el jueves que sólo en su territorio encontraron 17 cadáveres, de los cuales 10 fueron identificados.