Jessyca Bravo ha sido la última víctima de la cobarde violencia machista en España. Pero su muerte va a permitir vivir a otra persona. El corazón de la joven de 28 años asesinada a tiros durante la tarde del miércoles en Elda será transplantado a un donante de la lista de espera con carácter urgente. Las pruebas realizadas entre el corazón de la donante y el paciente receptor han dado un resultado positivo, haciendo compatible el trasplante del órgano.

La decisión la tomó la familia de la víctima cuando el equipo médico le comunicó el jueves que la muerte era irreversible. Fue su padre José Bravo quien autorizó, con el acuerdo unánime de la familia de Jessy, la donación de todos sus órganos para que puedan vivir otras personas que se debaten entre la vida o la muerte, o se encuentran gravemente enfermas.

El único órgano que ha podido ser transplantado es el corazón. Según ha podido averiguar este diario, tres de los cinco disparos que su expareja le propinó cuando estaba recogiendo al hijo de ambos en el colegio Santo Negro impactaron directamente en su cabeza, quedando dos proyectiles alojados en zonas tan sensibles que no había posibilidad de ser extraídos. Una circunstancia que la sumió en coma con muerte cerebral. Los otros dos disparos le afectaron a la espina dorsal y al hígado, lo que ha motivado que el resto de órganos de su cuerpo no hayan podido ser donados.

Esa joven vitalista y luchadora, que adoraba a su pequeño de tres años, protagoniza después de su execrable asesinato un gesto solidario que engrandece su memoria.