El maestro acabó en Urgencias y estudia presentar una denuncia. El bofetón que recibió, sin mediar palabra, le tumbó en el suelo y ha tenido un par de días la cara hinchada.

El jefe de estudios del colegio Gloria Fuertes de Alicante, Fernando Llorens, no quiere que algo así se vuelva a repetir, así que el centro se ha puesto manos a la obra para incluir penalizaciones a las familias que no se comporten en su plan contra la violencia, que ya contemplaba medidas correctivas para los alumnos.

El propio Fernando Llorens relata lo sucedido. Que todo fue fruto de un malentendido inicial porque hay dos alumnos que se llaman igual en el colegio, y una monitora de comedor dijo a un familiar que el niño equivocado ya se había ido.

Cuando se presentaron los padres a la puerta del centro, el jefe de estudios ya había deshecho el entuerto, pero fue a abrir la puerta para recibirlos y lo siguiente fue la bofetada que le tiró al suelo, sin mediar palabra.

Tras aclararle el malentendido el padre se disculpó en presencia ya de la Policía, a la que se avisó desde el centro tras la agresión, pero el profesorado no quiere dejar pasar lo sucedido sin hacer público el mensaje de que las agresiones no tienen cabida, tampoco las verbales por parte de las familias, que no se pueden normalizar como dicen que estaba pasando, amén de que las físicas estén fuera de todo lugar.

"Te protestan por todo, está a la orden del día y hay que tomar medidas. Primero porque somos autoridad y hay que tener un respeto a nuestro trabajo, no tienen por qué estar cuestionándolo continuamente", explica el jefe de estudios.

Ahora apunta que si hubiera llevado de la mano al niño que esperaban sus padres, todo habría quedado en el agobio inicial de la familia, pero que lo sucedido tampoco puede marcar el precedente de que aquí no ha pasado nada.

En Urgencias le dieron un parte de lesiones y durante dos días acudió a clase con la cara hinchada, sin llegar a estar de baja, y se está pensando si presenta una denuncia formal. «Queremos que sirva de precedente, no se puede no hacer nada porque no se puede volver a repetir algo así».

Admite que los maestros que están más en contacto con las familias llegan a «normalizar» actitudes que no deben pasarse por alto, como los gritos y la continuas faltas de respeto, de ahí que hayan decidido en el colegio llevar un registro de casos y añadir medidas correctivas también para los padres, que pueden pasar por el impedimento a que acudan al colegio durante un tiempo, en función de la gravedad de su conducta.

El profesorado del centro, en solidaridad con su compañero pero especialmente con la intención de dar visibilidad a una situación que, aseguran, sufren los maestros en todos los centros escolares en mayor o menor medida, salieron a la puerta del edificio escolar, en la Zona Norte, con una gran pancarta donde podía leerse: «No» agresiones al profesorado.

Lo hicieron a la hora de la entrada a clase, para propiciar que se sumaran a la concentración los padres que llevaban a clase a sus hijos, y dejar así patente el rotundo rechazo ante lo sucedido pero con la unidad de las familias.