Una llamada pone en alerta a la Policía Local de Arona a eso de las 5.20 de la madrugada de este viernes. La voz de un joven muy nervioso denuncia que alguien "vestido de negro" ha entrado a robar en casa de su familia.

Pero lo que la pareja de agentes que se desplaza a la finca de plataneras de Guaza no espera es el panorama con el que se va a encontrar. De entrada, el comunicante los recibe en la puerta metálica, entre invernaderos, con la camiseta ensangrentada y cortes en las manos.

El joven insiste en la versión del robo. Uno de los policías se queda con él para tranquilizarlo y escuchar su relato atropellado mientras el otro entra en la casa. El escenario es dantesco: dos cadáveres en la planta inferior y uno en la superior muertos a cuchilladas.

La Policía Local pasa el caso a la Guardia Civil, mientras permanece custodiando al herido. Ya desde ese momento se sospecha que ese joven, el mismo que había llamado, pudo haber cometido el triple asesinato.

Su versión no cuadra desde un primer momento y también incurre en contradicciones cuando explica cómo se hizo esas heridas.

Es el hijo adoptado de dos de las víctimas mortales y el nieto de la tercera. Confiesa su culpabilidad horas después en el cuartel de la Guardia Civil de Playa de Las Américas, según confirmó el subdelegado del Gobierno central en la provincia, Guillermo Díaz Guerra. Había sido trasladado allí para tomarle declaración desde la finca, en la que permaneció desde su llamada durante poco más de cinco horas.

El detenido como presunto autor del triple parricidio es Ricardo Ortega Martín, que hacía solo tres días había cumplido 23 años.

Sus víctimas: su padre de 68 años, Antonio Ortega Rodríguez, nacido en Barlovento (La Palma) el 18 de septiembre de 1949; su madre de 59 años, Carmen Nola Martín Marante, nacida en San Andrés y Sauces (La Palma) el 1 de marzo de 1959; y su abuelo materno de 80 años, Luciano Martín López, también palmero.

Tal y como quedaron los cuerpos, los investigadores aseguran que Ricardo O. M. se habría empleado con "extrema violencia" en horas de la madrugada, fundamentalmente con el padre. La principal hipótesis de la Guardia Civil relaciona el ataque con la presunta toxicomanía del detenido.

De hecho, fuentes de la investigación trataban de confirmar este viernes si el joven había acudido a una clínica de desintoxicación en Madrid o estaba sometido a algún tipo de tratamiento. Según esta primera teoría, habría matado primero al abuelo en la planta superior y luego a su madre y su padre en la inferior.

Antonio Ortega, un agricultor que había emigrado a Venezuela y regresado hace unos 25 años para explotar esta finca en Guaza, y su esposa, Carmen Nola Martín, que había sido profesora del colegio Pérez de Valero de esta localidad de Arona hasta su jubilación, adoptaron a Ricardo, nacido en Venezuela, cuando éste tenía unos 7 u 8 años.

Se les veía mucho juntos y hacían una vida normal. El joven era "muy reservado", explicaron algunos residentes justo frente a la entrada de la explotación agrícola, pero aclararon que nadie del vecindario imaginó que en la finca de los Ortega-Martín podía ocurrir una tragedia como la que se encontraron este viernes al amanecer.

Los vecinos consultados aseguraron que apenas conocían al presunto parricida. "Era tímido pero me parecía un chico normal. Yo lo veía pasear a su perra, que precisamente le había dado yo". Lo comenta Patricia Hernández, que reside a pocos metros de la finca.

Esta joven aronera asegura estar "conmocionada". "A él le costaba saludar. No se relacionaba mucho con la gente pero, bueno, siempre pensé que simplemente era timidez. No entiendo que haya podido cometer unos hechos tan horribles", declara.

Patricia Hernández cuenta que veía al joven "muy vinculado" a sus padres y abuelo. "Andaba siempre con ellos, trabajando en la finca. La verdad es que no tenía noticias de que hubiera estado fuera de la Isla. Tampoco tengo más información, salvo las muchas veces que lo vi por los terrenos colindantes a la finca de sus padres", relata.

Otros residentes en Guaza corroboran que era "callado" pero que desconocían que pudiese tener problemas. Tampoco recordaban discusiones ni comentarios de sus padres sobre su conducta.

Una hora después de que un vehículo camuflado de la Guardia Civil saliera de la vivienda para trasladar a Ricardo Ortega al cuartel de Playa de Las Américas, a eso de las 12:20 horas, salía el furgón funerario con los cuerpos de las tres víctimas mortales hacia el Instituto Anatómico Forense de Santa Cruz de Tenerife.

Así discurrió toda la mañana en esta calle que atraviesa el corazón del Valle de Guaza, con el ir y venir de vehículos de la Benemérita, personal judicial, trabajadores de la funeraria y enviados de los medios de comunicación.

También había dos agentes de la Gerdarmería francesa ayudando en tareas de custodia de la finca. Se encuentran en Tenerife gracias a un programa de colaboración entre diferentes cuerpos de seguridad de los países de la Unión Europea.

Ricardo Ortega pasará en las próximas horas a disposición judicial, cuando la Guardia Civil recabe todas las pruebas y después de haber conseguido la confesión del triple parricidio por parte del joven detenido, siempre según fuentes oficiales de la investigación. Ahora se trata de dilucidar a qué hora de la madrugada ocurrieron los hechos, por qué el hijo adoptado del matrimonio palmero actuó presuntamente con tanta violencia y si se habían producido episodios anteriores de mala conducta por parte del detenido.

El suceso produjo una enorme conmoción en todo el sur de Tenerife pero especialmente en Guaza. Antonio el de los puros, como lo conocían, era una persona muy querida y conocida en esta parte de la Isla, sobre todo porque vendía puros de gran calidad hechos a mano en La Palma. Su esposa, Carmen Martín, también era muy conocida pues había dado clases a tantas generaciones de aroneros.