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Reportaje

Cráneos con discurso

El artista Iasen Sokolov desarrolla su obra ´Illumine´ con cráneos de resina y desechos de aviones, coches y ordenadores, en una simbiosis tan inquietante como bella

Iasen Solokov en su taller de Las Palmas.

"Existe un gran problema en nuestro planeta causado por la ignorancia y la falta de conciencia. Vivimos en una sociedad consumista donde los productos se convierten en desechos cuando ya no son tan útiles, causando polución y estrés medioambiental. Incluso nosotros, los humanos, somos desecho cuando morimos por muy bellos que hayamos sido en vida; al final todos somos cráneos", cuenta sobre sus obras el artista búlgaro Iasen Sokolov (Sofía, 1969), un creador afincado en la capital grancanaria que construye sus piezas con restos de chatarra: desde ordenadores a restos de coches o aviones F18 o Boeings.

Sokolov, que ingresa con 19 años en la Academia Búlgara de Arte, entiende su proceso creativo como el resultado de aquello que cada pieza le evoca. "Decir que tengo un plan cuando selecciono y me encuentro los materiales no sería acertado. Cada cosa me transmite una sensación sobre dónde debe ir o qué parte debería estar conectada con otra" en sus creaciones. "De esta manera comienzo a visualizar una forma determinada. Es como si cada parte tuviera un lugar preconcebido en la escultura. Una vez completo la obra", prosigue, "también concluye su vida pasada y arranca la nueva función de cada parte, que componen así un todo, una nueva biografía que comienza: esto es la existencia cíclica", argumenta este hombre alto, de pelo cano y manos interminables cuyo taller se encuentra en el área del Puerto, en Las Palmas de Gran Canaria.

Sokolov tenía cinco o seis años "cuando empecé a visitar el estudio de mi primera maestra, Vesa Kravaeva, una excelente artista y pedagoga que durante más de ocho años me enseñó todo acerca de la luz, la perspectiva, las formas y cómo plasmar lo que veía. Poco después fui aceptado en el Colegio de Cerámica y Artes Plásticas, y seguí formándome inspirado por la escuela rusa, siguiendo a maestros como Ilya Repin, Ivan Shishkin, Abram Arkhipov o Valentin Serov". Con veintipocos años "me vi en la necesidad de emigrar a Inglaterra, donde mi vida tomó un rumbo muy distinto, y en 1998 fui elegido por el escultor Hamish Horsley para colaborar en la creación de la figura central del Tibetan Peace Garden de Londres, que inauguramos con la presencia del Dalai Lama".

Conociendo a Iasen Sokolov cobra mucho más sentido la frase de Henry Moore "no conozco ninguna buena obra de arte que no tenga misterio". Un halo de misterio personal envuelve también a este hombre que en su colección ´Illumine´, cuyas creaciones ilustran estas páginas, trabaja con falsos cráneos humanos o de una cabra.

"Cada una de las partes de estos restos tiene una historia que contar, desde los restos de aviones hasta discos duros de ordenador, pedazos de bicicletas, viejas cintas de vídeo, cámaras o relojes. El arte de desmontar estos indeseados objetos y reutilizar sus partes; no se trata solo de reciclar y reformar. Nos encontramos ante un arte extraordinario detrás de la transformación, y poco convencional a la hora de reinterpretar esta materia".

No obstante, dentro de tanta teoría, Sokolov resulta un hombre mucho más práctico: "¿Qué por qué elaboro estas esculturas con luz? Por tener un objetivo funcional y práctico: la luz representa la verdad, la revela". Su obra le proporciona "una gran satisfacción personal. Como ser humano siento que tengo una responsabilidad hacia nuestro medio ambiente además de la inteligencia para influenciarlo" con sus elaboradas piezas.

Acerca del arte, Iasen Sokolov considera que "nosotros, los seres humanos, tenemos un gran problema a la hora de ver. Miramos aquí y allá pero", dice, "somos incapaces de percibir las cosas como realmente son y finalmente lo que vemos son nuestras propias proyecciones e interpretaciones del mundo. Entre ver y mirar hay una gran diferencia: mi arte incide en ver los objetos tal y como son en todo su esplendor y, al mismo tiempo, tener la habilidad de interpretarlos de manera que no contradiga su verdadera naturaleza", añade sobre un proceso que Sokolov completa con la fabricación en resina de los cráneos que completan su obra. "A la gente no le agrada tener un cráneo real o restos humanos en casa", añade al respecto.

Considera que "actualmente en Canarias sufrimos una grave carencia de arte. Un ejemplo es que desde hace más de diez años no se han creado galerías de arte nuevas en esta ciudad y en que las que ya existían no han evolucionado de acuerdo con esta nueva era".

"Considero que es necesario y de vital importancia la creación de espacios en Las Palmas de Gran Canaria donde confluyan el arte, la cultura y el ciudadano", prosigue Iasen Sokolov, "ya que a través de estos canales se puede no solo inspirar sino también despertar las conciencias y la creatividad de una ciudad, como ha venido ocurriendo a lo largo de la historia. Hoy en día en las Islas contamos con la suerte de tener una cantidad y variedad importante de artistas, lo cual hace posible la creación a un coste no muy alto de estos espacios y la oportunidad de ofrecer al turismo, del que nos mantenemos, una nueva forma de apreciar nuestro pequeño paraíso", concluye este artista cuya obra completa se puede admirar en su página web -www.iasensokolov.com-.

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