En verano el periódico asume el riesgo de morir empapado de cloro al borde de la piscina o salir volando con la brisa marina. Antes de que se diera una de estas dos situaciones, no recuerdo cuál, leí que el Régimen Económico y Fiscal, el REF, ese ente amorfo y difuso, ponía su intención y su capacidad de seducción en atraer hasta nuestras costas, cual sirenas para Ulises, a las grandes productoras cinematográficas. Superproducciones, rodajes faraónicos, quimeras de Hollywood que verían en nuestras islas un paraíso escénico y fiscal. La noticia se enorgullecía de que no nos faltaba nada: cumbres para las épicas, costas para las de piratas, cascos antiguos para las medievales. Pedid y se os dará: tenemos escenografías para todos y si no manos para construirlas. Apoyo cualquier actividad que genere riqueza, lo aclaro antes de decir que además de belleza sin par y buenos carpinteros, Canarias tiene talento cinematográfico para más que un Oscar a la mejor escenografía. Profesionales, empresas y equipos cualificados que le han dado y pueden darle al cine canario un lugar más allá del listado de extras y de localizaciones. Y me pregunto si el mismo REF que pone la alfombra roja para recibir a los "Spielberg", facilita, promueve, avala, motiva e incentiva a los canarios que con sangre, sudor, lágrimas y amigos solidarios graban un corto y sueñan con un largo. No me quedo satisfecho con ser un gran plató natural, quiero comprar una entrada y las cotufas-roscas-palomitas y sentirme orgulloso de ser canario sin tener que esperar al final de los créditos.
Ángel Pérez es productor de cine