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Savané: "No causa el mismo revuelo un niño negro ahogado en una playa"

Conversación a corazón abierto con Sitapha Savané, pívot del Herbalife Gran Canaria que vuelve a la que fue su casa tras una ausencia de tres años

Stapha Savané durante la sesión de fotos para Con Estilo. Sara Acosta

Cuando habla, el baloncestista Sithapa Savané se toca el corazón. Lo hace con sus enormes manos pero también con sus sinceras palabras en un discurso que derriba un extendido mito sobre la escasa formación de los deportistas. "Eso es una pena", dice al respecto el jugador del Herbalife Gran Canaria, "porque al fin y al cabo nuestro mensaje llega a muchísimas personas, sobre todo a los jóvenes, que nos consideran un ejemplo". Son las once de la mañana de un lunes cuando Savané, en la terraza de una cafetería de Las Palmas de Gran Canaria, arranca una jornada que le acabará exponiendo como pocas veces se ha atrevido a mostrarse. En carne viva.

"Estoy feliz de volver a Gran Canaria", asegura el deportista senegalés, de 37 años, recién llegado a la isla tras su paso por el Club Joventut de Badalona. "Me siento muy querido aquí; lo notó cada vez que he salido a jugar a la cancha después de mi marcha a Cataluña. Puede deberse al impulso que tuvo el equipo en mi anterior etapa y que quizá me relacionen con ese éxito", explica con humildad -y saludando educado a un seguidor que interrumpe la entrevista- este deportista formado en la Academia Naval de los Estados Unidos, en Maryland, una decisión que no encajaron muy bien en casa.

"Mi madre fue alta funcionaria en varias agencias de la ONU durante más de 20 años, además de una de las pioneras del movimiento feminista en Senegal y África, y miembro fundador del partido político de mi padre, And Jëf/PADS, además de ser parte de la cúpula directiva durante muchos años. Y mi padre", recuerda Savané, "empezó en la clandestinidad su actividad política, lo que le llevó varias veces a la cárcel. Luego fue candidato a las presidenciales en tres ocasiones y Ministro de Industria siete años".

Con esos antecedentes, aquella decisión de estudiar en los NAVY no se celebró especialmente. "Mi madre estaba en contra; los dictadores utilizaron siempre a los militares en África para maniatar al pueblo y a la oposición. Sin embargo", prosigue, "mi padre, a pesar de todo lo que había vivido en sus carnes, fue quien entendió que aquel era el mejor lugar donde desarrollar el liderazgo para alguien como yo, que ya se veía en la política en un futuro".

"No fui a la NAVY pensando en el deporte", confiesa Savané. "De hecho, nunca me imaginé siendo deportista profesional hasta que me lo empezaran a plantear agentes mi penúltimo año porque destacaba en la liga universitaria. Mi plan inicial era graduarme de la NAVY, trabajar un par de años en el mundo de los negocios antes de volver a las aulas para mi MBA, y después poder volver al mundo de los negocios, en EEUU y luego en Senegal como emprendedor". Pero salió el basket como posibilidad real, "hubo enamoramiento y decidí probar carrera profesional aunque jamás pensé que duraría desde los 15 años hasta la fecha... Pero al final así fue", añade.

La conversación con Savané deriva a la crisis migratoria que afecta a Europa "y que han generado los líderes de Occidente ocupando países como Libia o Irak", dice, "derrocando sus gobiernos por unos u otros intereses pero luego abandonando a su suerte a la población. En el caso de Siria, además, hemos mirado para otro lado porque el conflicto no es nuevo. Mientras murieran en su país", explica, "parece que no nos importaba; ahora que los tenemos aquí es cuando entramos en acción".

No duda su respuesta cuando surge el revuelo internacional originado por la fotografía del cadáver del niño sirio Aylan en una playa de Europa, polémica que nunca alcanzó tal intensidad cuando, por ejemplo, eran niños negros los que morían ahogados en las costas Canarias. "Hay muertos de primera y de segunda. No recuerdo ese revuelo internacional, ni nacional, cuando eran niñitos negros, de Senegal u otros puntos de África, los que salían en las fotos ahogados en playas de Canarias durante el fenómeno de las pateras. A la gente le impresiona más aquello a lo que se parece, por eso ha impactado más ver en esa situación a un niño blanco que a uno negro aunque las circunstancias que hay detrás son las mismas: una huida desesperada de sus hogares. Unos escapan de morir alcanzados por una bala y los otros escapan del hambre".

Que nadie piense que detrás de sus declaraciones hay el mínimo ápice de rabia o rencor "porque", dice Savané, "como a todos los que somos padres, hermanos e hijos nos ha dolido esa foto", añade volviéndose a poner la mano en el corazón.

"También es curioso que a unos se les llame refugiados y a los otros inmigrantes ilegales o irregulares, o que los españoles hayan olvidado que hace sólo 40 años eran ellos quienes escapaban del país; cada pueblo en algún momento ha tenido que huir de algo", rememora. "Aunque lo peor de todo han sido las reacciones y declaraciones políticas que se están viendo y que acaban provocando cierta decepción con algunas conductas del ser humano".

La implicación de Sitapha Savané en causas benéficas tampoco es nueva. A través de la Fundación Canaria Yakaar -esperanza en wollof- el deportista colabora para mejorar las condiciones de salud y educación, tanto de Canarias como de Senegal. "Si todos pusiéramos un poquito, con todos los millones de personas que somos en este mundo se acabarían muchos problemas", reflexiona en otro momento de la entrevista y antes de pasar a hablar sobre la situación económica española. "Está claro que ha sido gravísima en España; hay muchísimas personas que no llegan a final de mes". "Me parece sorprendente", agrega en otro momento, "que se gasten miles de millones de euros en salvar bancos y no se invierta lo mismo en salvar vidas o en mejorar las condiciones de muchas personas", dice este padre de dos hijos que, en otro momento de la conversación abunda sobre el éxito en el deporte "y lo mal que algunos lo gestionan".

"Los deportistas tenemos fecha de caducidad y me resulta un error ver a algunos que se niegan a sacarse fotos o a saludar a quienes se lo piden", admite Sitapha. La conversación deriva en un golpe que le ha dado la vida con la reciente muerte de Jackson Vroman, ex jugador del Herbalife Gran Canaria, fallecido en un accidente en la piscina de su casa de EEUU, con quien le unía una gran amistad. "Era un tipo formidable; una persona supergenerosa en todos los sentidos. Su casa siempre tenía las puertas abiertas. La verdad es que no me lo creo", reconoce sobre la pérdida del deportista de 34 años.

Como apasionado de la política, una función que le gustaría desempeñar en el futuro en su Senegal natal -"siempre que viajo veo cosas y pienso ´oye, eso estaría muy bien para adaptarlo a mi país", admite ilusionado-, valora de manera positiva los movimientos sociales y políticos surgidos a través de los Indignados.

"Me parece estupendo y me alegra muchísimo que surgieran", admite. "De hecho, yo me acerqué en muchos momentos a visitar las acampadas de las protestas porque estoy de acuerdo con muchas de sus quejas. Todos sabemos que ha habido quienes desde el poder han estado robando pero mirábamos para otro lado porque no pasábamos hambre, no había tanto paro? La situación actual acabó provocando ese hartazgo entre la gente, sobre todo los jóvenes aunque hay mucha gente mayor, porque el surgimiento de fuerzas como Podemos nace de esa rabia. Es cierto que ahora se han desinflado en las encuestas pero oye, el logro de que en España ya no hayan sólo dos únicas fuerzas políticas es muy de agradecer", concluye este deportista que se reconoce como "votante de izquierda, aunque hay cosas que no me gustan de ellos y otras con las cuales coincido con la derecha". Puro Savané. En carne viva.

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