Queridos Reyes Magos, este año voy a pedir algo muy especial. No quiero nada para mí. Voy a ser bueno y voy a pedir unos cuantos viajes a diferentes ciudades turísticas para nuestros políticos. No para que los dejen allí, sino para que trabajen, que para eso están al servicio del pueblo. Realmente para que aprendan, se instruyan, analicen lo que sucede en otros destinos mundiales y si me apuran nacionales e isleños. Muchas veces, Majestades, no es necesario que se los lleven muy lejos. Ya que se los llevan asegúrense de que ponen atención y estudian las ventajas competitivas de estos destinos con respecto al nuestro. Como decía un gran poeta persa del periodo medieval, Moslih Eddin Saadi, "un viajero sin capacidad de observación es como un pájaro sin alas".
Así podrán ver terrazas al borde del mar, hoteles con restaurantes panorámicos en su planta 50 o con su propio parque acuático como si del renacer de la propia Atlántida se tratara, casas con personalidad propia convertidas en B&B para aquellos a los que no les gusta ir a hoteles y restaurantes con fantásticos show que para muchos de ellos será un verdadero "lío". Verán que el legislador facilita oportunidades para el turismo. En fin, Majestades, como dice mi tía Pascualina no queremos que inventen la pólvora. Queremos que nos dejen trabajar sin obstáculos para progresar y ser más competitivos. Esto no es una gymkhana sino nuestro futuro inmediato. El día que los destinos turísticos del Mediterráneo vuelvan a coger el pulso al mercado turístico no quiero ni pensar la que nos espera. Feliz Navidad, Majestades. n
