Hay personas que no se dejan aturdir por el paso del tiempo. Cada día de sus vidas es simplemente una oportunidad para dar lo mejor de sí mismas. El 2016 es bajo esta óptica un regalo de 366 posibilidades para mejorar. Por supuesto también en Canarias, donde la profundidad de su riqueza creativa y competitiva a todos los niveles no deja de sorprender. Y no se trata de un concepto abstracto y bienintencionado. Hablamos de hombres y mujeres con nombres y apellidos. Dos de ellos, los regatistas Juan Curbelo y Onán Barreiros, mantienen la proa fija hacia las Olimpiadas de Río. Otros cuatro talentos canarios navegan en su caso por otros mares. Gustavo Romero, Farid Bencharki, David Monroy y Patricio Gutiérrez tienen en común que todos ellos son campeones nacionales de coctelería. Con su inventiva y una capacidad casi alquimista para combinar sabores, texturas y colores logran creaciones que son una fiesta para la vista, el gusto y el alma. Con moderación, lógicamente. En otro plano se mueven aquellos que parecen capaces de detener el tiempo y de utilizar sus habilidades para ampliar los horizontes de otras personas. Es el caso de Teresa Solís, cuyos muñecos y muñecas hiperrealistas en vinilo ayudan al tratamiento de personas con alzhéimer y otras patologías. El pintor Víctor Ezquerra simula la realidad como una muestra de su compromiso "con el ser" y su curiosidad ante el hecho de vivir. Mientras, Santiago Alemán, el veterano catedrático de Bellas Artes, ha pasado los últimos años recorriendo rincones de las ocho islas con su libreta de campo y un lápiz para inmortalizar la arquitectura tradicional canaria y lograr que el papel se convierta en el gran dique contra el olvido. La existencia es a ratos una tempestad y en otros un mar en calma. La clave quizás sea mantener siempre el rumbo que cada uno decida para navegar entre el oleaje del tiempo. n