Puede haber algo de cierto en la letra de Las hadas existen. En esta canción, su autora nos advierte de que estas criaturas supuestamente imaginarias "pueden pasar por tu lado y que no te des ni cuenta". Ella, en cambio, no pasa desapercibida mientras se asoma al Atlántico desde las lenguas de lava que penetran en el océano por una de las esquinas de la playa de Las Canteras de Las Palmas de Gran Canaria. "En Canarias estoy de maravilla", dice. ¿Un hada? ¿Una sirena felizmente varada? ¿Un duende? Rozalén.
La cantante de moda en las listas y en las radiofórmulas nació entre aguas de interior, en Letur, un pequeño pueblo de la Sierra de Segura, en una zona elegida por los árabes por su exuberancia y la confluencia de ríos. Dicen que por eso su voz suena a manantial inagotable, como comprobaron atónitos aquellos que la escucharon por primera vez ante un micrófono en el coro del Colegio de Santo Ángel. Desde entonces su carrera ha fluido con la fuerza de un barranco. Los orígenes de este Nilo de la música española se encuentran en la espesura de Youtube, en una noche de septiembre de 2012 en la que su primer vídeo independiente, 80 veces, fue reproducido más de diez mil veces. Llegaron luego los contratos con Sony y RLM, el segundo largo (Con derecho a...) y el brillo de los discos de oro y de las estatuillas de los premios de Cadena Cien y Cadena Dial. Así son las hadas y las sirenas, seres que "buscan, sueñan y nunca desisten" sabedoras de que "la magia es inmortal".
