La Provincia - Diario de Las Palmas

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Sol solito

Ángel Pérez

"Se busca eslogan". Así podría empezar un anuncio por palabras para buscar un eslogan que sustituyese a aquel tópico de "Canarias, una eterna primavera". Y es que ya no tenemos otoño, hemos perdido el invierno, la primavera es en enero y disfrutamos, si alguien lo está haciendo, de un verano eterno, desubicado en el tiempo y en el espacio. Yo les confieso que soy de sol. Mi organismo alcanza su máximo esplendor y rendimiento en los días donde el astro rey se impone, pero también les confieso y nunca pensé hacerlo, que estoy un poco cansado. De haber vivido un verano de sequía, un otoño de sombrillas, unas Navidades de bermudas, un enero de calima. Lo poco agrada y lo mucho empalaga. Estamos frente a algo que es más que una anécdota climática, más que el capricho de El Niño. Estamos pagando la penitencia y siendo testigos de los resultados de eso que alguien llamó "efecto invernadero" o cambio climático y que en realidad es inconsciencia, ignorancia, irresponsabilidad humana. Ya está aquí. Los ecologistas que fueron tachados de locos profetas han visto cumplido su apocalipsis: 2015 fue el año más caluroso de la Historia y no por causas naturales. Ya nada es natural. Y mientras registramos los mejores índices de ocupación turística, el mismo sol que trae a unos, seca nuestros campos y acuíferos, aumenta el riesgo de incendios, agrava alergias y gripes, modifica la floración y las cosechas, nos hace ser trópicos destruyendo nuestros tópicos. Asumamos qué hemos hecho y qué podemos hacer, porque antes no llovía a gusto de todos y ahora a todos nos gustaría que lloviera.

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