El viento y la inspiración soplan juntos en Playa Honda. En un punto de este enclave de casas blancas en la costa de Lanzarote vive y trabaja Azu Vilas. Esta pontevedresa llegó a la isla hace justo veinte años y desde aquí ha desarrollado una trayectoria que ha alcanzado su punto más elevado con los tocados. Sí, allá arriba, donde empieza el terreno del arte y la imaginación. Es éste el lienzo sobre el que Azu da rienda suelta a una creatividad que ha desfilado por la Mercedes Benz Fashion Week de Madrid con modelos vestidas por la vallisoletana Esther Noriega y 'tocadas' por esta musa atlántica.
Las pamelas de Vilas son hermanas del viento, porque poseen su misma ligereza y también parecen arremolinarse alrededor de los cabellos hasta prácticamente fusionarse con el rostro de las modelos. Su pericia es una astilla que viene de un palo antiguo. "Soy hija de modista y siempre he estado relacionada con el mundo de la moda. En mi casa vivía rodeada de vestidos de las mejores boutiques de Pontevedra para las que mi madre arreglaba y confeccionaba. Ella me ha enseñado a coser", proclama.
Su primer modelo no pertenecía a ninguna agencia internacional. Fue su perro, al que una vez vistió con un traje de arlequín. "Nunca he dejado de hacer cosas, pero en el año 2009, a raíz de la boda de mi hermano, decidí hacer un curso de tocados en Madrid con Ana de la Guerra y desde ahí no he podido parar", explica.
Hace magia sin trucos ni varitas mágicas. Le bastan sus buriles y troqueles. Sus pamelas nacen sobre una horma de madera. "Normalmente las hago con sinamay, que tiño al gusto de la cliente, le doy apresto y lo moldeo sobre la horma hasta que seque. Después le doy un buen planchado, alambro el ala y le hago la decoración". Para los sombreros de fieltro ha conseguido "hormas muy antiguas por eBay, muy gastadas y usadas, con historia, y otras que compro nuevas", ilustra sobre el proceso que hace posible que donde sólo había una cabeza comience a silbar de pronto el alisio de la inspiración.
