La Provincia - Diario de Las Palmas

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Somos lo que comemos

Ángel Pérez.

No es mía. Ya me hubiera gustado tener capacidad de síntesis para tanta verdad. Y no se preocupen, este no es un texto de adoctrinamiento nutricional para el cambio vital. Al contrario. He llegado a la conclusión de que si somos lo que comemos también somos libres para comer. La humanidad no ha vivido un momento de mayor diversidad alimenticia. Sabores, texturas, colores, aromas: Nuestros 'súper' nos permiten el acceso a la variedad más inmensa de productos y a la lista de la compra más globalizada. Es tanta la riqueza que nos permitimos clasificar de dieta restringida al potaje de verduras y al gofio que alimentó a nuestros abuelos y como dieta deficitaria la que permitió que nuestros padres superaran una transición política, social y psicológica. Ahora sí hay una dieta completa, una dieta de la abundancia que nos hace ser abundantes: y tenemos una tasa de colesterol infantil alarmante, una población adulta con el mayor sobrepeso de la Historia, una descalcificación ósea preocupante, el mayor número de pacientes con desórdenes nutricionales y un aumento de alergias alimenticias que superan las previsiones médicas. Podemos comer bien, podemos comer mejor pero no comemos bien y no queremos vivir mejor. Algo nos pasa. No se trata de obsesionarnos ni preocuparnos sino de ocuparnos. Vegetariano, omnívoro, vegano, carnívoro, ovolactovegetariano o lo que quieras ser pero infórmate, dedícale tiempo a lo que compras y a lo que comes, y después decide. Yo este otoño me he propuesto hacerle caso a mi amigo Juanra, un amante y experto de lo natural, que además de sorprenderme con alimentos y sus propiedades que desconocía, me enseña y me da ejemplo de que comer bien es simplemente comer con conciencia. Buen provecho.

*Igualmente Produce

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