Efímeras, volátiles, vacías. La palmera Candela Rodríguez de Paz presenta un universo particular con su firma Lea Joyas, donde las formas orgánicas y etéreas dejan de ser un simple complemento para convertirse en una pieza de arte.
Sencillas y puras, ¿dónde encuentras la inspiración para diseñar tus joyas?
Creo que la inspiración me encuentra a mí en los sitios y momentos más cotidianos, quizá por eso mis piezas también son "cotidianas" y sencillas, sin demasiado artificio.
¿Sientes debilidad por algún material?
Aunque utilizo habitualmente el metal en mis joyas, vivo fascinada por otros materiales como la cerámica, la porcelana, la madera, los minerales y otras disciplinas que quizá de una manera subterránea nutren mis creaciones y mi vida.
¿El complemento se ha convertido en protagonista?
No lo sé, puede que estemos viviendo un momento histórico en el que lo secundario parece principal y viceversa. Como parte de esa cotidianeidad de la que hablábamos antes, seguimos queriendo vernos estupendos cada día y si los creadores ayudamos un poquito a que eso pase, misión cumplida.
Naciste en San Andrés y Sauces, en La Palma. ¿Qué hay de tu isla, de tu origen en tus creaciones?
Muchas cosas: el mar, la sal, la calma, los contrastes... pero quizá lo que más, la armonía.
¿Diseñas pensando en una mujer, una edad, un estilo?
No, intento improvisar dentro de la contención de una capricornio (risas).
¿Qué proyecto ronda tu cabeza?
Uno y muchos. El mío creo que es un proyecto universal: estar en continuo aprendizaje, observar, cambiar y disfrutar.
