Desde joven el tinerfeño Javier Murcia ha tenido habilidad para las artes plásticas, especialmente para la escultura, y tras un periodo de formación que incluye un año en Barcelona se instala de nuevo en las Islas Canarias, concretamente en su isla natal, Tenerife, y abre su taller: "Esto fue en 1999, a la edad de 19 años. El taller lo tuve durante 4 años y fue una época muy bonita. Aprendí muchísimo. La mayor parte de los cabezudos que se ven en las cabalgatas los hice yo; los machangos de la tele que se emitieron durante un tiempo; escenarios para el Carnaval de Santa Cruz de Tenerife, cortos, alguna película y mil historias más", recuerda Murcia. Una vez que la creación se convierte en su profesión surge la necesidad de seguir creciendo: "El arte siempre ha estado ahí presente y siempre me ha llamado la atención. Es un mundo más abierto, más flexible, más interesante, es un reto y en él veo más mi futuro", afirma el escultor tinerfeño. Se instala en Dinamarca temporalmente y definitivamente en Nueva Zelanda, en la ciudad de Wellington, aunque sigue teniendo nostalgia de su tierra. "No hay nada como el lugar donde ha nacido uno y más cuando se trata de un lugar tan privilegiado como Canarias", afirma Javier Murcia. Las creaciones del tinerfeño fluyen y evolucionan de una manera constante. "La mejor manera de crear es dejándote llevar y acabando exhausto de probar mil cosas hasta llegar a un resultado que pueda ser la semilla de algo", cuenta el escultor canario. Son muchas las piezas que surgen de sus manos. "Hay proyectos longevos como Oxidations y creaciones nuevas. Creo", dice, "que después del Homenaje al chicharrero no he realizado una escultura tan viva, elegante y más representativa de mi identidad española que Don Quijote. Me pareció importante hacer un trabajo que me representara como artista, pero también tuviera relación con mi nacionalidad", asegura el escultor Javier Murcia. Además de su obra personal, el escultor desarrolla su trabajo en la empresa Weta, fundada en 1995 por tres socios, de los cuales los más conocidos son Peter Jackson y Richard Taylor, el gran momento de esta compañía especializada en efectos especiales llegaría tras la trilogía de El Señor de los Anillos. A partir de ahí Weta se convirtió en un monstruo que absorbe gran parte de las producciones Blockbuster que llegan hoy día a la cartelera y que la mayoría son de origen estadounidense, títulos como Narnia, Spiderman, El Hobbit, King Kong o El Planeta de los Simios, entre otros, son algunos títulos que se encuentran en su carrera." Quién iba a decir que un lugar tan alejado como Nueva Zelanda estaría tan integrada en la industria internacional", comenta el tinerfeño. La empresa Weta está dividida en dos, la parte digital y la parte física, que es donde ejerce su labor Javier Murcia. "Formar parte de este entorno significa estar rodeado de la tecnología más puntera y de la gente con más talento del panorama internacional. Si eres acogido aquí, eres muy afortunado. Este lugar es la meca para muchos profesionales del sector. Lo difícil es conseguir un puesto fijo. Imagínate cómo me debo de sentir yo siendo el único español que ha formado parte del Workshop desde los inicios de su historia", comenta Murcia, quien ya gesta nuevos proyectos que junto al trabajo en Weta Workshop determinan su obra en el futuro. "Sigo desarrollando mi trabajo personal como escultor; la creatividad y las ideas deben surgir de un entorno más abierto. Cuando llegué a Nueva Zelanda desarrollé mi primera serie de esculturas que denominé Belleza visceral, sin embargo de eso han pasado ya 3 años y siento ganas de hacer algo nuevo, que creo me llevará por caminos diferentes, aunque eso es algo que nunca se sabe hasta que te ensucias las manos", concluye.
