Cuando a alguien que se apellida Millares le regalas, con nueve años, una cámara digital sabes que algo interesante puede salir de esa relación. A Marcos Barrera Millares le sucedió eso y hoy, con 20 años, ha convertido su muro de Instagram su nuevo portfolio, donde cuelga los montajes fotográficos que le reportan un puñado de likes. Canijo, observador y con una visión muy aguda de la vida, sus trabajos los plantea a partir de una primera imagen "que luego voy tratando hasta lograr lo que me sugiere". Dice que de repente ve un cielo en una foto con una modelo muy dulce y joven y piensa: "Ahí faltan unos globos estáticos". Y los pone, según cuenta este admirador de Brandon Woelfel que se considera autodidacta aunque ha dado cursos con Jorge Leal, otro de sus referentes en el tratamiento fotográfico.
Confiesa que esta manifestación artística le fascina, "pero soy joven y no confían en mí", se lamenta en otro momento de la entrevista este estudiante que confiesa la importancia que Instagram, como gran escaparate, tiene a la hora de "divulgar mi trabajo. Me gusta también tener contacto directo con mis followers, no como otros que no son quienes gestionan sus redes. Aviones que sobrevuelan espirales imposibles; cielos en todos su momentos de luz o saltos en la penumbra urbana de edificios míticos como las Torres Kio. "Pues sí; debe haber algo de carga genética por llamarse uno Millares", concluye este prometedor montador.
