El hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra e incluso con "el mismo ladrillo", dice un proverbio que el Instituto Cervantes explica añadiendo que "el ser humano no siempre sabe discernir conforme a la razón y por esa causa no aprende de la experiencia y vuelve a equivocarse en una situación semejante".
Fue lo primero que me vino a la cabeza cuando volví a visitar el Puerto de Mogán. Es una pena que no hayamos aprendido de los errores que se cometieron en otros enclaves del Archipiélago, como Playa del Inglés o Puerto de la Cruz, destinos que podrían haber sido todo un referente para el turismo pero la ambición y la especulación sin orden se adueñó de ellos. El viejo proverbio vuelve a hacerse presente si visitamos el puerto moganero, uno de los rincones más bonitos de Gran Canaria. Todavía no salgo de mi asombro con el nuevo establecimiento hotelero que recibe a los visitantes justo en la misma entrada, que podría pasar por un parquin. Incluso hay quien apunta que parece un hospital. Lo que no soy capaz de entender es como somos capaces de permitir que se produzcan aberraciones paisajísticas como esta. ¿Es que nadie vio el proyecto y su impacto previo a su construcción?
Cada día entiendo más a César Manrique y su constante protesta sobre intervenciones tan atroces. No puede ser que en pleno siglo XXI todavía no aprendamos y no asuman responsabilidades quienes atentan contra nuestra industria. Desgraciadamente, el Puerto de Mogán ha perdido el encanto en pro de la mediocridad y la mala gestión de la cual ha sido víctima. ¿No creen que deberíamos pedir responsabilidades a los irresponsables urbanísticos de estos dislates?
- Zoilo Alemán - Director de Congresos del Grupo Lopesán
