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AMALGAMA

Calico y Vicarious

Cuando empresarios como Ortega o Pérez ganan mucho dinero, su objetivo principal es convertirlo en más dinero

Calico y Vicarious

Hace pocos días que Google ha cambiado su estructura de grupo. Pasa a llamarse el holding: Alphabet. De esta empresa colgarán, cual octopus, la propia Google y, entre otras, dos empresas denominadas Calico y Life Sciences. Se informó de que Google conservará sus tickets en bolsa, para distinguirse, pero lo que se gesta detrás de esta reestructuración puede afectar a la historia misma de los humanos. Veamos. En occidente dinero llama dinero. Cuando empresarios como Amancio Ortega o Florentino Pérez, ganan mucho dinero, su objetivo principal es convertirlo en más dinero, y salvaguardar la regla de los tres principios: un tercio en inversiones de empresas operativas, un tercio en liquidez y un tercio en inmuebles. Y ahí se quedan. Si acaso se hacen fabricar una estructura internacional con sedes en paraísos fiscales para conservar el dinero y multiplicarlo, hacerlo, permítasenos el símil, inmortal. Y si les empieza a ir mal se lo venden a los petroárabes. Los norteamericanos que están en la costa Oeste no son así. Una vez disponen de dinero lo tienen en tal cantidad que sobrepasan el mero hecho de conservarlo y pasan a querer cambiar el mundo. Son dos conceptos de capitalismo, el primero es el capitalismo bruto, el segundo, más peligroso, es el capitalismo del cambio, el capitalismo de la singularidad. A la vez que grandes posibilidades de amasar dinero surgen como nunca en el planeta, se desarrolla paralelamente la tecnología hasta cotas nunca vistas en la historia conocida. Google se planteó en su momento mapear el planeta y lo consiguió. El descubrimiento de sus algoritmos de búsqueda, que todavía recuerdo corriendo a razón de 8 megas de velocidad en los primeros noventa, se ha convertido en un marasmo de ordenadores colocados en paralelo y en red a lo largo del mundo en los sitios más insospechados. Y ya ofertan el Marsmap, o el Moonmap. No reparan en boberías y nos vigilan por los sitios más insospechados entrando en nuestra intimidad más abstrusa a través del internet de las cosas. Google, PayPal, Oracle, Facebook, han generado sus universidades alternativas. Ya les da igual el pedigrí académico, sólo necesitan soluciones rápidas y eficientes. El transhumanismo se está uniendo a ellos. Ya se presenta a las elecciones norteamericanas Zoltan Istvan, del Partido Transhumanista, quien tiene en su programa la "superación de la muerte humana y el envejecimiento dentro de 15-20 años" alentando a los estadounidenses a abrazar "la tecnología y la ciencia radical", y modular sus posibles abusos. Las encuestas le dan un 15 por cien de votantes potenciales, la sociología sabe que con un 13 por cien de "early adopters", de idealistas visionarios, un producto determinado cala en la población de forma masiva. Pues bien, Calico es una empresa cuyo objetivo es resolver la muerte como si se tratara de un problema de ingeniería, y lo dirige el informático transhumanista Ray Kurzweil que pretende dotar a una inteligencia artificial potentísima de toda la información médica, biológica y genética existente, de forma que se autogenere nueva información. Vicarious (One Letterman Drive, Building C, Suite 420, San Francisco, California 94129) es otra compañía participada por Mark Zuckerberg de Facebook y Elon Musk de PayPal, y cuyo objetivo es replicar el neocórtex humano. La Ley de Moore, que se pensaba finita, predice una multiplicación exponencial de la capacidad de procesamiento de información, pero ya se ha superado su final y en 2015 se espera que las computadoras repliquen el cerebro de un ratón, en 2023 el cerebro humano, y en 2045 la totalidad de los cerebros humanos existentes... ¡Bienvenidos al futuro transhumano!

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