La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

música | discos

De tres en tres

The Cassavetes edita 'Blood Love Soul', un Ep de cinco canciones "breves, concisas y efectivas" amplificadas en formato de 'power trío'

De tres en tres

De tres en tres. Tercer Ep de The Cassavetes en tres años. La banda de raiz tinerfeña que conduce el músico, productor y artista grancanario Rubén Hernández estrenaba en julio pasado Blood Love Soul (Materia Gráfica, 2015). Grabado en Sibiyibi, el estudio de Hernández, en la primavera de un año de múltiples quiebros, la nueva colección de canciones de The Cassavetes apenas se salen del surco de estilo que se ha plasmado en las producciones más recientes gestadas con la formación actual: Heartbreak Mama (2013) y Hit the Deck (2014). Hay más en la instrahistoria de la banda que nació como proyecto unipersonal de Rubén Hernández, abierto a múltiples colaboraciones.

El sonido es marca de la casa, como cabía esperar. Guitarras que se escoran al ruido y la suciedad sonora para armar estructuras casi urgentes, deudoras todas ellas a las melodías, formas y riffs de la escuela estadounidense añeja, la que destila en barriles de madera noble. Porque escuchar a Casavettes a propósito de esta nueva entrega, es sumergirse en el universo de Neil Young, Ramones, Tom Petty o REM, entre otros, coletillas que siempre se repiten al hablar de esta banda. Son artistas de cabecera a los que Hernández se debe, antes, ahora y mañana, además de infinidad de referencias pegadas al rock que huye de programaciones y florituras de estudio. Se construyen melodías aferradas a "la vieja fórmula" y "con la certeza de que las canciones son más importantes que los pantalones pitillo".

Es el tercer Ep construído por la formación que integran el propio Rubén Hernández, a las guitarras y voces; Fran González Frechín, batería; y Jesús Pastor Gil Medina, bajo. A este power trio, un formato que es un fiel retrato de la actitud de la banda, se le suma un cuarto hombre, la guitarra punzante y elegante de Francis Díaz (La Pista Búlgara).

Con estos mimbres se armó Blood Love Soul y las cinco canciones "breves, concisas y efectivas", según relata el propio Rubén Hernández, que le dan cuerpo. Alguna de ellas, escrita durante el tiempo que el líder de Cassavetes tuvo que echar el freno por problemas de salud. No tocaría aquí hablar de expedientes médicos, diagnósticos y cirugías que pudieran violar la intimidad del cantante y guitarrista, pero es una realidad que Hernández ha convertido en composición, caso de I'm Sick, gestada mientras "RH estaba ingresado en la UCI a la espera de una operación a corazón abierto", explica el propio artífice en el dossier que acompaña en lanzamiento.

En un formato de coleccionista cuya portada se ilustra con un enorme corazón que vuelve a tener un pulso constante, que in cluye una serie de seis fotos a modo de Polaroids y una exquisita galleta que emula una bobina Ampex, el disco se abre con la mentada I'm Sick, toda una declaración de intenciónes y del estado de las cosas, a las que sigue la irónica This is not NYC. Dos piezas donde mandan las guitarras, píldoras que se suceden con la misma urgencia que presidió el proceso de composición y grabación, y conducen hasta Here we go, por si alguien barruntaba una pausa en el devenir reciente de The Cassavetes. Y para sorpresa, descubrir como Rubén Hernández vira el inglés habitual en las letras por textos en español en El tiempo a mis pies, pieza mayúscula de este Ep cuyas guitarras evocan descaradamente a REM. La coda de este Blood Love Soul es un caramelo acústico, Xmas Song, porque Cassavetes tienen licencia para el rock, incluso para cantar a la Navidad en medio de la panzaburro.

Compartir el artículo

stats