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cómic

La amenaza oculta

'Santuario' muestra una intriga de corte lovecraftiano con el descenso a los infiernos de un submarino en el Mediterráneo

La amenaza oculta

La repercusión que a principios de la década pasada tuvo la publicación de la obra Santuario, de Xavier Dorison y Christophe Bec, fue tan extraordinaria que, inmediatamente, se convirtió en un clásico del cómic francés de ciencia ficción elogiado de forma unánime por la crítica más exigente. Fueron tantos los seguidores que demandaban una secuela o, al menos, otra aproximación a esta historia de terror psicológico que el guionista Stéphane Betbeder y el dibujante Riccardo Crosa han creado este curioso remake, algo bastante poco habitual en el mundo de los comics, en el que, aparte de realizarlo todo en un estilo totalmente diferente, amplía información sobre los principales personajes, introducen nuevo protagonistas, y tiene alguna novedad interesante, como un final muy diferente.

Claramente inspirado en clásicos del séptimo arte como Alíen, Abyss, Deep impact u Horizonte fina la trama comienza cuando en el año 2029 el submarino americano USS Nebraska, equipado con las últimas tecnologías, viaja a las inmediaciones de la costa de Siria en una misión ultrasecreta que puede desatar la III Guerra Mundial. De camino descubren una extraña señal de auxilio proveniente de las profundidades del Mediterráneo. Siguiéndola encontrarán, en una extraña gruta a gran profundidad, los restos de un submarino ruso hundido en 1957, que reposa frente a la entrada de un gigantesco santuario inviolado desde hace milenios. Un lugar maldito, en el que habita un dios que convertirá la vida de esos 235 marineros en un descenso a los infiernos: algunos miembros de la tripulación empiezan a mostrar problemas psicológicos, otros desaparecen y se desencadena una epidemia de peste especialmente virulenta que amenaza con matarlos a todos.

Lo mejor de esta obra es que conserva todas las virtudes de la original de Dorrison y Bec de 2001, pero introduciendo más guiños a Lovecraft ya que aquí la referencias a dioses milenarios cobran aún más importancia. Crosa utiliza un estilo muy cercano al manga clásico donde el Akira de Katsuhiro ?Otomo parece presidir la mayoría de las viñetas. Además, la exuberante utilización del color no impide que todo adquiera un tono siniestro, intrigante y terrorífico.

Un halo de inquietud y desasosiego recorre la obra de principio a fin, y el lector tiene la sensación de que, en cualquier momento, puede ocurrir algo extraordinario. Pero más allá de la locura, Santuario trata de la fragilidad del ser humano, y, sobre todo, nos envía el inquietante mensaje de que por mucho que estemos preparemos tecnológicamente, hay fuerzas amenazadoras y ocultas que pueden despertar en cualquier momento.

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