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arte

En el ojo del 'black hole'

El artista grancanario Raúl Artiles ocupa la sala de San Antonio Abad con la muestra 'Agujero negro', una metáfora sobre la destrucción y un nuevo renacer

El artista Raúl Artiles frente a su mural de la exposición 'Agujero negro', en la sala de San Antonio Abad. QUIQUE CURBELO

La literatura científica abraza la idea de que el tiempo se detiene en el interior de un agujero negro. Este concepto astrofísico, que escapa a nuestros sentidos y, a su vez, inspira tantas metáforas de lo humano, da nombre al nuevo proyecto expositivo del artista Raúl Artiles. Agujero negro se inaugura esta noche, a las 20.30 horas, en la sala de arte del CAAM-San Antonio Abad, en el casco de Vegueta, donde dibuja un recorrido artístico que orbita alrededor de las potencialidades infinitas del black hole.

La muestra se compone de una veintena de dibujos trazados a carboncillo sobre papel, una técnica seca basada en raspar el papel, que permite al artista atravesar su propio agujero negro y detener el tiempo para observar el mundo desde el otro lado. "La técnica es muy importante, porque es una técnica de ficción y es mi manera de pelearme con la vida", explica Raúl Artiles, artista grancanario, afincado en Múnich. Le secunda a su lado el comisario de la exposición y director actual del CAAM, Omar-Pascual Castillo, quien afirma que Artiles "más que trabajar desde las imágenes, trabaja contra las imágenes".

La mirada que plasma el artista grancanario en Agujero negro al asomarse a los abismos que le rodean se traduce en un escenario catastrofista, caótico y apocalíptico. El espesor de las columnas de humo, la violencia agitada de las cascadas y huracanes o el oleaje que se desborda bajo los efectos difuminados del carboncillo evocan una versión distópica de nuestro presente. Sin embargo, la belleza que, a un tiempo, rezuma la propuesta estética de Artiles sugiere también un renacer, como si la naturaleza se rebelase contra su propia destrucción. "El espectador puede situarse de un lado del agujero negro o del otro, yendo hacia la destrucción o apareciendo como un nuevo nacimiento", señala Pascual Castillo, para quien el artista se interna en el abismo y "hace que aparezca, después del desastre, un universo nuevo de imágenes". Así, Agujero negro busca "un desconcierto, un desasosiego, un estado de orfandad", pero su agitación también genera asombro, admiración, atracción. Artiles "narra y des-narra, dibuja y desdibuja, deshace y rehace" para situar el agujero negro en los límites de la explosión y la implosión, como en una interacción mágica de accidentes que desemboca en la vida.

Y en el ojo del agujero negro, Artiles esboza un guiño a la realidad social que lo circunda y que plasma en esta tensión de elementos, desde el desastre a la armonía. "Mi trabajo siempre ha estado relacionado con la crítica, tal vez no de una manera agresiva, pero siempre he tenido una manera de ver y reflejar las cosas desde otro punto de vista", revela el artista. En este sentido, Black hole se inserta en su trabajo expositivo anterior que, a su vez, se nutre de su propia experiencia personal como artista en el exilio. Su muestra anterior, titulada Souvenir. Restos del Naufragio, inspirada en los tiempos en que residió en el sur turístico de la Isla, refleja el sentimiento de un Ulises en un mundo que no le pertenece, como un figurante en un parque de atracciones.

Precisamente, las imágenes de Agujero negro surgieron en el proceso de construcción de la muestra anterior. "Durante aquel proceso artístico empezaron a aflorar piezas e imágenes flotantes fuera del marco artístico, como fugas, que generaron en mí una incertidumbre", revela Artiles. "Mi búsqueda artística se fue intercalando con otras piezas no literales, como la cascada, que es mi imagen fetiche; las guardé en un baúl y las fui procesando e interiorizando mentalmente", añade. Se trata de un conjunto de imágenes aleatorias procedentes de Internet que, una vez desempolvadas, Artiles confronta, rompe y engrandece como si todo su universo se concentrase en un carboncillo.

Además, en Agujero negro, Artiles avanza un paso más allá en su estilo artístico y desnuda las imágenes para revestirlas de sutilezas y contrastes que hablan de su entorno y, tal vez, de sí mismo. "Sobrecontrasto las imágenes, las vacío de color y contenido, y juego y manipulo la imagen para resaltar lo que más me interesa", revela. Para el comisario, la virtud de la propuesta radica en que "en vez de caer en el facilismo de elaboración de las imágenes pop con desastres políticos o civiles, Raúl apuesta por una metáfora de distanciamiento que dota a la naturaleza de un rol casi mesiánico", explica.

Si el agujero negro, como fenómeno astrofísico, absorbe y arrastra cuanto entra en su horizonte de influencia, Artiles lo concibe en su muestra como "el contenedor o recipiente de todas esas imágenes e incertidumbres que hablan, desde de un punto de vista natural, de la hostilidad en que nos movemos". "El agujero negro es, simplemente, un telón de fondo que trata de enmarcar todo este trabajo donde hablo sobre la imagen y de su relación hostil con el contexto", explica el artista.

La exposición entera, que se exhibe a partir de esta noche en la sala de arte del CAAM-San Antonio Abad, está concebida como una gran instalación, integrada por siete piezas que están, a su vez, formadas por 26 fragmentos. En total, la muestra engloba tres tipos de obras, que corona una intervención site specific creada en un mural del espacio museístico. Así, la primera agrupación de dibujos engloba un mosaico de 12 imágenes fragmentarias de mediano-pequeño formato que enmarcan distintos detalles cotidianos. Le acompaña un segundo conjunto de piezas de gran formato a las que atraviesa, más allá de la ruptura relectura del entorno, reflexiona sobre el propio ejercicio del dibujo en soporte papel. Para ello, la disposición de las obras emula una "cortina" en suspensión en el aire, como una concentración de materia en el espacio que atrapa al espectador y lo arrastra hacia el interior. Y en último lugar se encuentra la espectacular intervención creada de manera exclusiva en una de las paredes del museo, que refleja la brusca caída de una cascada que se precipita en el vacío. Una pieza colosal y sobrecogedora en cuyo interior podrían descifrarse las fuerzas de la naturaleza o conocerse la esencia del tiempo, como rezaba Einstein en sus digresiones sobre la Relatividad. "El mural que creo exclusivamente para la muestra Agujero Negro es el resumen y la consecuencia natural de la evolución de mi trabajo", afirma el artista grancanario

Para el comisario, se trata de "una pieza deslumbrante, en la que Raúl crea una especie de falso agujero, una trampa al ojo, que se escapa a otra realidad y en la que el espectador se pregunta qué es lo que está pasando ahí", apunta. En su opinión, la muestra encierra en su conjunto la promesa de un artista en construcción y, por ello, el museo grancanario apuesta por la obra de una de sus promesas locales, pero con proyección internacional. "No queremos sumarnos a revisar su producción de forma tardía, sino que queremos ser su punto de partida", asevera Pascual Castillo.

Agujero Negro puede visitarse hasta el 10 de enero, esto es, cuatro meses de exposición para dejarse intimidar y deslumbrar por los misterios del black hole, uno de los horrores mejor descritos en la mitología de la ciencia ficción y una de las más bellas metáforas que escapa a nuestros sentidos.

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