Cuando un cómic ha sido anunciando como una perfecta combinación entre el estilo del dibujante estadounidense Berni Wrightson, muy apreciado por sus historias de terror, y los cuadros sobre mundos imaginarios del neerlandés Maurits Cornelis Escher, más conocido como M. C. Escher, el resultado tiene que ser siempre sorprendente.
Así sucede con Rork, una exquisita y asfixiante historia en la que su autor, Andreas, utiliza los encuadres insólitos y los diseños de las arquitecturas imposibles para, con sucesivas páginas en color y en blanco y negro, contar las aventuras del protagonista, un personaje de misterioso origen que tiene la habilidad de traspasar las fronteras del espacio y el tiempo, emprendiendo todo tipo de aventurasen mundos paralelos, y que intenta recomponer el puzle en el que se ha convertido su vida.
Con un virtuosismo visual que recuerda a Las ciudades oscuras de François Schuiten y Benoît Peeters, Rork tiene la virtud de desarrollar todas las posibilidades gráficas de un argumento, pero sus personajes son excesivamente oscuros, hieráticos con personalidades maniqueas, que actúan sometidos a las fuerzas sobrenaturales o están abrumadas por los paisajes en los que se mueven.
Esto es aplicable al protagonista, una espigada figura de níveos cabellos que siempre viste un abrigo negro. Experto de lo sobrenatural, su opinión y consejo son altamente solicitados por muchos. Pero su carácter está tan poco definido que no llegamos a conocer el objetivo de sus acciones ¿Acaso tiene como misión mantener el equilibrio del universo?
En Pasajes, una de las historietas, logramos saber un poco de su infancia y como adquirió sus arcanos saberes, a pesar de que no se revela su origen y la causa de su inmortalidad. Quizás por eso, a partir de la aventura El cementerio de las catedrales, las historietas comienzan y finalizan con una charla entre dos búhos, ave que personifica la sabiduría oculta, de tal manera que todo queda en un diálogo entre iniciados?
Este integral nos permite comprobar la evolución como dibujante de Andreas, al ver como experimenta cada vez más con las viñetas, tanto en su forma como en su composición final en la página.
Extraterrestres, seres sobrenaturales, magos, iniciados, guardianes de oscuros secretos olvidados, fuerzas telúricas, investigadores de lo oculto dotados de una curiosidad mayor de lo recomendable y universos quiméricos, componen los personajes de un cómic que requiere de la predisposición del lector, una obra sobre todo muy personal, aunque no recomendable para aquellos aficionados habituados al cómic sencillo y fácilmente comprensible poco acostumbrados a reflexionar en cada viñeta.
Este volumen es un fiel reflejo de la personalidad de un autor que tiene un núcleo de admiradores, pequeño pero muy devoto, lo que lo ha convertido en epítome de lo que se conoce como un artista de culto en el noveno arte. La obra, que incluye bastante material inédito, es recomendable para amantes del cómic diferente que quieran meditar de cada página.
