Natasha Vita-More, del Centro de Investigación Avanzada en Artes Interactivas, de la Facultad de Tecnología, Informática y Comunicaciones de la Universidad de Plymouth, ha escrito un paper muy acertado en cuanto al ordenamiento conceptual del mundo que nos espera en breve. Se titula La Guerra de Diseño: Humanish contra Postbiológicos, y ataca el problema, en cuanto a diseño, que nace de las diferencias entre los que, en el marco de los avances computacionales, admiten como principal lo humano (los "humanish") frente a los que se encaminan al diseño de los seres post-biológicos, evolución avanzada y tecnológica de aquéllos. Se trataría de diseñar seres humanoides en el futuro, donde los conservadores se quedarían en el statu quo los "Humanish", es decir, de perfeccionar lo que ya es, lo clásico, y en oposición a los progresistas que irían en busca de los "Postbiologicals", una variedad que une al homo sapiens sapiens con un fuerte componente de Inteligencia Artificial. Natasha Vita-More utiliza la simulación de cuatro escenarios: el anuncio a página completa en el New York Times de un truco publicitario conocido como The Turning Proyect Point durante el periodo 1999-2000 con un ratón genéticamente modificado que mostraba una oreja en su lomo, una fórmula comercial de 1997 que criticaba la biotecnología como consumista y capitalista, en tercer lugar la Guerra de los Mundos de Orson Wells en su famosa emisión de radio de 1938, y finalmente el asunto de Alan Sokal quien, en 1996, escribió un artículo falso de filosofía que logró publicarse en una prestigiosa revista. Se llega a preguntar Natasha: "¿En el futuro será tan prejuiciosa la sociedad como para que, según la forma en que miramos diseño humano, se pueda causar una guerra?" En la historia, dice Natasha, existen guerras por el color diferente de la piel, y con el tiempo esos prejuicios que restringieron los derechos humanos desaparecieron y con ello las tensiones étnicas y raciales. Sin embargo, propone Natasha Vita-More, en la era tecnológica en la que entramos, una singularidad tecnológica, diferencias de nivel tecnológico pueden generar guerras de conquista, en el entorno de una humanidad borrosa. El censor tradicionalista sentiría repugnancia hacia aquellos no completamente humanos, pero también pasaría al contrario. Natasha recuerda el principio de Johan Huizinga: la guerra entra en agonía cuando los contendientes pasan a ser iguales en el campo de batalla. Por tanto, la desigualdad generaría guerra entre diversos diseños de humanos "humanish" contra humanos "postbiológicos". Natasha denomina "humanish" a los meramente humanos, como aquellos que quieren mantener la integridad, en uso del término "Amish", la comunidad norteamericana que mantiene exageradamente su pureza étnica y cultural. Los problemas de diseño estarían en si la composición de las personas serían cyborgs, transhumanos, posthumanos, avatares... y su distinción en os grados de simbiosis de lo biológico con lo tecnológico. Natasha argumenta con Picco de La Mirandola en cuanto a que es una libertad filosófica del humano el cambiar su naturaleza, y de ahí se salta a si la naturaleza humana fuera esencialmente de auto-modificación, como principio para el postbiologicismo, y entendiendo que esta fórmula nos protege ante la amenaza potencial de las nuevas máquinas de Inteligencia Artificial más inteligentes que los humanos. El poder de la supercomputación se está acelerando y puede evolucionar, de donde los seres humanos podrían verse obligados a integrar métodos de amplificación de la inteligencia con nuestra materia húmeda.
