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El sueño de Casandra

Manel Loureiro regresa a tierra firme con una historia de pesadillas, tinieblas y miedos en carne viva llena de emociones fuertes

El sueño de Casandra

¿Quién marca la diferencia? ¿Dónde están las líneas rojas que no se pueden cruzar? ¿Quién decide lo que está permitido o no? ¿Dios? ¿El hombre? ¿Cada uno de nosotros? La historia de la humanidad es la historia de la jungla, Casandra, y los depredadores que están más arriba se alimentan de los que están debajo. Acepta tu propia naturaleza.

El pontevedrés Manel Loureiro empezó a pisar fuerte desde el principio con Apocalipsis Z: El principio del fi n, un ventilador de escalofríos que llegó a poner la carne de gallinas a los mismísimos hacedores de The walking dead y que tuvo una génesis poco habitual: nació como un blog al que el autor se dedicaba en tiempo libre para despegarse del día a día de su trabajo como abogado. Por puro placer. Cuando ese pasatiempo terrorífico llegó al millón y medio de lectores pegados a la pantalla y expectantes ante la llegada de nuevas entregas, el divertimento se convirtió en algo muy serio y pasó al papel. Éxito fulminante. Loureiro pasó a ser escritor de culto y con Los días oscuros y La ira de los justos no solo consolidó su posición en el mercado español sino que llamó la atención en el anglosajón, especialmente en Estados Unidos. Loureiro dio un paso de gigante con El último pasajero, una intriga fantasmagórica ambientada en un trasatlántico de lujo que aparece a la deriva en el océano, y en la que el autor mostraba no solo una mayor estilización en su prosa sino que dejaba claro su habilidad para moverse en las sombras de una narración imprevisible y bien retorcida.

Y ahora regresa a tierra firme con Fulgor, una historia de pesadillas, tinieblas y miedos en carne viva que avisa desde sus primeras páginas al lector para que se prepare: vienen emociones fuertes con dilema vital de magnitud sobresaliente. Un bosque amenazador. Una fugitiva. Un ataque. Nervios de punta. Un latigazo mortal para abrir boca. Luego entra en escena la protagonista con una frase afilada para que el lector no se descuelgue. Madre. Esposa. Mujer con un don extraordinario y un nombre que anticipa muchas espinas: Casandra. Un personaje femenino formidable en el que Loureiro se ha volcado para dotarlo de fortaleza y vulnerabilidad, de valor y e inseguridad. Tan humana que es imposible no indentificarse con sus desgracias, con los miedos por su hijo, con las ansias de venganza, con el descubrimiento paulatino de misterios que la habitan. Que la explican al tiempo que la confunden.

Hay cosas que se perciben rápidamente cuando se trata de escritores preocupados por cautivar a los lectores y no soltarlos: el placer de la escritura. De contar historias (o histerias) que hagan de la lectura una cita apetecible. El primer lector es él y si se gusta es más fácil atrapar a otros. A medida que avanza la novela, Loureiro se aleja de las líneas del thriller y se aproxima más a zonas sobrenaturales del universo del maestro Stephen King (el título parece un homenaje El resplandor), con batallas entre Hijos de la Luz y Oscuros, tentaciones diabólicas (vampíricas, se podría decir), depredadores inmortales y revelaciones angustiosas.

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