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Bruckner y el occidente pusilánime

El filósofo es de las pocas voces que se atreven a criticar esa manía religiosa, que sobrelleva el mal endémico de la culpabilidad, y que es casi exclusivo de la izquierda fracasada

El filósofo francés Pascal Bruckner, autor de Miseria de la prosperidad. La religión del mercado y sus enemigos, donde desenmascara tanto a los capitalistas como a los anticapitalistas por estar todos hipnotizados por el mismo espejismo, devotos de una religión moderna ambos, por sumisión o por rechazo, publicó a principios de 2008 su obra La tiranía de la penitencia, en Ariel, junto a Oswaldo Arteaga. Bruckner es de las pocas voces que se atreven a criticar esa manía religiosa, que sobrelleva el mal endémico de la culpabilidad, y que es casi patrimonio exclusivo de la izquierda fracasada, la izquierda que nunca logra el poder, y cuyas cabezas están tan vacías que en ellas no encontramos sino la repetición de muchos eslóganes de los intelectuales del siglo XX. Bruckner ha subtitulado este ensayo sobre la penitencia: Ensayo sobre el masoquismo occidental. Pascal Bruckner, columnista habitual de Le Nouvel Observateur, escribió varias obras con Alan Finkielkraut en los noventa, pero se ha ido encauzando por la senda de un "ya está bien" frente a un izquierdismo que se ha convertido en pose, en teoría mal estudiada defendida por clones pensantes que sólo citan y recitan: "El mundo entero nos odia y nos lo merecemos. Esta es la convicción de la mayoría de los europeos. De hecho, a partir de 1945, nuestro continente sufre los tormentos del arrepentimiento", dice Pascal Bruckner, y sigue: "¿Debemos seguir entonando como una letanía el mea culpa por los errores del pasado? ¿Debemos regodearnos en la pervivencia de la memoria de los desmanes del imperialismo, la colonización, el esclavismo, las guerras, el fascismo, el comunismo? ¿ qué nos conduce esa tiranía de la penitencia? ¿Hubo sólo errores o también aciertos en ese pasado aparentemente infame? ¿Somos los únicos que hemos cometido los pecados por los que seguimos culpabilizándonos?". Pascal Bruckner sostiene a lo largo del libro que no somos responsables de la actual situación de los países descolonizados. En una entrevista de 2008, con motivo de la Feria del Libro, recordaba incisivamente: "Ya sabe lo que decía Sartre, que la vergüenza es un sentimiento revolucionario". Lo que no terminó de decir el perspicaz existencialista es que para una revolución perdida, el que siga operando la vergüenza, ya no se trata de un sentimiento sino de una neurosis social. Bruckner analiza las reacciones de Occidente ante el terrorismo: "la primera reacción es proclamarse culpables: algo tenemos que haber hecho. Luego ya vienen las explicaciones. Que si la miseria de aquellos países, que si los conflictos que se generaron allí, que si la humillación, que si el petróleo ¿Y si la pelota estuviera de su lado y fueran ellos los que no soportan nuestro modo de vida?".

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