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AMALGAMA

Capacidades ocultas

Kim Peak era capaz de un libro de 600 páginas y memorizarlas con ayuda de sus dos cerebros, el izquierdo y el derecho, pues carecía del cuerpo calloso que comunica ambas partes y funcionaba como dos humanos en uno a la hora de individualizar sus percepciones

Cuando en las ciencias humanas se plantean hipótesis que intentan falsar teorías establecidas, los hechos empíricos que extrañamente no se explican con los razonamientos de la comunidad científica imperante, son los que valen de pivote para proponer esa nueva hipótesis que explique lo que, hasta entonces, no resulta explicado. El estudiadísimo caso de la teoría de la relatividad frente a la mecánica clásica newtoniana es uno de los más socorridos ejemplos de cómo resultaron explicados fenómenos como el retardo de la luz del planeta Mercurio y muchos otros efectos que, con el avance tecnológico de los relojes atómicos, pudieron ser observados y explicados a partir de entonces. Pues bien, la recopilación de extraños sucesos que parecen, en principio, no tener una explicación, puede marcar un contexto en el que se desarrolle una nueva teoría. Fijémonos en algunos relativos a las capacidades del cuerpo y la psique humana: a) en los cerebros o mentes de ciertos sujetos autistas se produce la capacidad de manejar ingentes cantidades de memoria, por ejemplo, Kim Peak era capaz de leer un libro de 600 páginas y memorizarlas con ayuda de sus dos cerebros, el derecho y el izquierdo, pues carecía del cuerpo calloso que comunica ambas partes y funcionaba como dos humanos en uno a la hora de individualizar sus percepciones y memorias, y recitaba de inmediato el párrafo equis de la página ene cualquiera; Win Hoff es capaz de mantenerse sin hipotermia debajo de la capa de hielo de los altos montes de los Himalayas, durante horas y a temperaturas mortales, y él argumenta que lo hace controlando su respiración, lo mismo que hacen los tibetanos con un método al que denominan tummo con el que consiguen los novicios, y valiéndose de la respiración, calentar toallas húmedas con el calor del cuerpo generado en medio de una helada; Michael Otito, francés de Grenoble, devora metales, maderas y productos, ante las cámaras de televisión: a lo largo de los años ha comido 18 bicicletas, un ataúd, dos camas, una cadena de acero de 400 metros, carros de supermercado, 14 televisores, 6 lámparas, un avión ultraligero Cessna 150, y sus médicos han constatado que su estómago es capaz de nutrirse al día de 900 gramos de metal; un georgiano llamado Etivar logra magnetizar metales y se los pega por todo el cuerpo, viéndose en sus fotos cargado de metales y cucharas pegadas al cuerpo; otro autista, Stephen Wittchaer, de un solo vistazo memoriza una calle o barrio de una ciudad, y lo reproduce de memoria con todo detalle, con el número exacto de ventanas de cada edificio y todo lujo de pormenores imposibles de captar por una mente normal; otro caso es el de Bob Mandel, de Mossouri, un pistolero americano, ya fallecido en 2012, cuya rapidez era de menos de dos centésimas de segundo, acertando a blancos situados a más de 200 metros, incluso haciéndolo a través de un espejo: sus neuronas tenían que reaccionar a velocidades superiores a la de la luz para conseguir esto. Si a todo ello añadimos casos como los de un desorden psiquiátrico que hace que el sujeto pierda la capacidad de tener miedo, y se nos ocurre fabricar un humano que disponga de todas estas capacidades, sencillamente estaremos, ni más ni menos, desvelando el velo de lo que, intrínsecamente, está en nosotros, pero por alguna extraña y sospechosa razón, no se desarrolla. Es decir, somos superhumanos, pero tenemos desconectadas las mejores capacidades. Pues bien, la hipótesis es que el ser humano gregarizado pierde capacidades, y que alguien o algo las gestiona "pro domo sua".

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