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La Perra de Pavlov salta a la pista

El grupo grancanario edita su primer álbum, 'Crónica de un movimiento', un cambio de registro donde el pop que ha trazado su camino se vuelve fiestero

De izquierda a derecha, Alberto Rodríguez, Eduardo Fernández-Villamil, Néstor Hernández y Edu Cabrera, en una foto promocional. SOLECKER

La Perra de Pavlov es, en el ocaso de 2015, un grupo totalmente distinto al que emergía en el espectro canario en sus inicios en 2007. Los dos Eps armados hasta la fecha por Néstor Hernández, Edu Cabrera, Alberto Rodríguez y Eduardo Fernández-Villamil, 12 días en el extrarradio (2010) y Claroscuro (2011) fueron capítulos notables en ese ejercicio de veneración del pop de factura elegante a los que se debe la banda, a la vez que escalas distintas en la búsqueda de un sonido propio. Hoy viernes se estrena en formato digital su primer álbum Crónica de un movimiento (Altafonte, 2105), título que resume de manera certera la progresión, los quiebros, y los distintos caminos, unos más cómodos que otros, que La Perra de Pavlov ha cruzado en este tiempo.

El disco, del que se han lanzado dos temas a modo de adelanto, el single Zapatos y Ciudad moderna, retrata las formas musicales a las que ahora se deben. Sigue siendo una banda pop donde la electricidad de las guitarras, teclados y programaciones, los sitúan en la estela de formaciones como los británicos Two Door Cinema Club o Foals. Influencias obvias, más de los primeros que los de Oxford, por el juego de armonías que se delatan en la escucha de buena parte de los diez temas que dan lustre a este Crónica de un movimiento. Sobre todo por la querencia hacia ese juego de guitarras que se convierten casi en una percha vocal que arropa cada una de las canciones. "Las guitarras se pueden cantar", bromeaban tres de los músicos de La Perra, Néstor, Alberto y Edu, durante la entrevista a propósito del repertorio reciente.

El disco, más allá de los tópicos, es un punto de inflexión que se venía acariciando desde hace par de años al menos. "Algunas de las canciones de este disco salieron cuando grabamos el segundo Ep, porque en ese momento estabamos en una vorágine más compositiva", recuerda Néstor, guitarra y coros. "A principios de 2013 ya teníamos buenas canciones y para este disco fácil que armamos una treintena para las diez que quedaron". E incluso les llegó la oportunidad de editar un single en 2013, pero el grupo declinó la oferta. Explica Alberto, guitarra, teclados y programaciones, que La Perra no es una banda de singles y que "queríamos ver como funcionaba un álbum, era el paso natural del grupo, y logicamente hemos pasado varias épocas, y al igual que las personas van evolucionando, en nuestro caso, no íbamos a ser los mismos toda la vida".

El formato físico de Crónica de un movimiento "tardará en llegar" por razones de fábrica. Lo si está desde hoy al alcance del público es el formato digital que ya luce la exquisita carátula diseñada por Víctor Ordóñez (The Good Company). El sonido de un álbum que se ha gestado a fuego lento y donde la voz solista recae ahora en Edu, también bajista, que desplaza a Alberto en el rol que le había tocado en el pasado reciente, se debe a la mano de Fernando Boix. Un joven productor valenciano (Polock, Sexy Zebras, Helsinki) que descubrió a La Perra, se vino a la Isla a conocer a la banda, y se implicó de tal manera que hizo que el grupo se activase a su mismo ritmo. El álbum fue masterizado en Nueva York por Dave McNair.

"En el desarrollo del disco nos encontramos en otra situación, queríamos hacer algo más dinámico, canciones más divertidas a la hora de tocar", dice Alberto. La búsqueda ha dado sus frutos. Como resume Néstor, "queríamos que las canciones caminaran y se pusieran arriba, y esto terminó por impregnar todo el disco".

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