Todos tenemos en la mente las imágenes de la película que dio origen a la saga de culto La guerra de las galaxias, luego rebautizada como Episodio IV: Una nueva esperanza, en la que Darth Vader captura a la princesa Leia (Carrie Fisher) que ha robado los planos de la Estrella de la Muerte y los ha escondido en el droide astromecánico R2-D2, el cual ha huido con su compañero C-3PO al cercano Tatooine, donde los compra Luke Skywalker (Mark Hamill), el hijo secreto de Vader y hermano mellizo de Leia, pero esto no lo sabemos todavía, ni creo que entonces lo supiera George Lucas. Son las mismas imágenes en las que hurgan, insisten, rebobinan una y otra vez los autores del ensayo colectivo Star Wars: Filosofía rebelde para una saga de culto, publicado recientemente por Errata naturae.
Ocho profesores sobradamente acreditados de Literatura, Historia estadounidense, Estudios religiosos, Cine y Cultura visual, se dan cita en Star Wars: Filosofía rebelde para una saga de culto para tratar de descifrar una franquicia galáctica que cuenta con seis películas hasta la fecha (y una más en camino, Episodio VII: El despertar de la fuerza), libros, teleseries, videojuegos y cómics. Hay quien ha considerado que La guerra de las galaxias podría ser etiquetada como ficción antropológica, escrita desde la posmodernidad pero inspirada en el western, los cuentos de Robin Hood y el drama de samuráis del período Edo de Akira Kurosawa La fortaleza escondida. En su ensayo Que la fuerza (a ti no) te acompañe, Christopher Deis señala que: "Como los héroes míticos, Luke recorrerá una distancia metafórica en sus primeros pasos hacia un universo más amplio".
Conviene saber que toda esta saga de los Skywalker y los caballeros Jedi no fue concebida desde el primer momento como una serie. De ahí que surjan "mensajes complejos, confusos y contradictorios" en algunas de la películas de la saga. Según Diana Domínguez, en su ensayo El feminismo y la fuerza, el personaje de Leia en la trilogía original "constituía un modelo valiente y sin limitaciones para una generación emergente de mujeres jóvenes que intentaban abrirse paso en unos espacios sociales y políticos abrumadoramente dominados por los hombres", mientras que su madre Padmé, en la trilogía de la precuela, representa los tópicos y los estereotipos tradicionales que Lucas "subvirtió y cuestionó con maestría" veintidós años antes.
Star Wars: Filosofía rebelde para una saga de culto es un libro erudito que sorprende para bien (atrayendo por igual a los fans más acérrimos como a los más neófitos) y que actúa como una ventana a un universo de luz y magia imperial en el que la humanidad se ha expandido por toda la galaxia, un universo alucinado de identidades mutantes donde aún queda un resquicio para la rebeldía, aunque Tony M. Vinci lo ponga en duda en su interesante ensayo La caída de la rebelión. No es este un libro que priorice el enfoque filosófico, sino que su criterio se asocia al punto de vista social o político de la trilogía original y las precuelas. Leer Star Wars: Filosofía rebelde para una saga de culto es aprender. Aprender de cine, de cultura, de religión y de política.
