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El otro lado del erotismo

El Club LA PROVINCIA inaugura una colectiva de seis artistas de los estudios de producción del Centro de Arte La Regenta con sus miradas en torno a la lujuria

La artista Mariana Palomino, en su estudio. LP / DLP

El erotismo puede manifestarse en un espectro infinito de posibilidades artísticas bajo las miradas más sugerentes, enigmáticas, metafóricas, críticas, transgresoras e, incluso, pornográficas. La muestra colectiva Lujurias. Visiones en torno al erotismo reúne en el Club LA PROVINCIA los trabajos de seis artistas que forman parte de los estudios de producción del Centro de Arte La Regenta -Acaymo S. Cuesta, Christian Tadeo, Luna Bengoechea, Mariana Palomino, Iván Santiago y Zahra Cheikh- y que han afrontado el reto artístico de reconvertir nuestra pulsión más instintiva en una propuesta creativa.

El colectivo de artistas emergentes descubrió anoche al público esta miscelánea de piezas individuales, que desviste las nociones tradicionales del sexo para ampliar sus límites y provocar reflexiones desprovistas de prejuicios, lejos de la banalización de un mercado saturado por el voyeurismo y el fetichismo fácil. El resultado es "una exposición muy variada, que mezcla distintos estilos y conceptos del erotismo muy diversos, unos más explícitos, otros menos evidentes y otros bastante críticos", destaca la artista Luna Bengoechea. Tanto ella como el resto de residentes protagonizarán esta noche el encuentro Open Studio en el Centro de Arte La Regenta, a partir de las 20.30 horas, donde brindarán al público una panorámica general de la producción artística que han desarrollado en los últimos meses en este espacio cultural.

En paralelo, el Club LA PROVINCIA exhibe sus distintas aproximaciones sin fronteras al terreno del erotismo hasta el próximo 15 de enero de 2016. El erotismo como interrogante, como estrategia publicitaria, como connotación en aspectos u objetos que parecían -en primera instancia- ajenos al sexo y, ante todo, el erotismo más allá del estímulo, como una mirada que se proyecta en todo lo demás.

La artista Mariana Palomino (Las Palmas de Gran Canaria, 1988), quien cuenta con una estancia en los centros de producción del Centro de La Regenta desde abril de este año, esboza su visión sobre el erotismo desde el plano de la sugestión. "He querido retratar la lujuria la de una manera más sutil y menos explícita", explica la artista, que este año fue seleccionada como participante en la XII Fate Festival de Nápoles. Sus elegantes piezas Objeto de deseo I, II y III, en óleo sobre lienzo, reflejan imágenes "subversivas" localizadas en un prostíbulo y protagonizadas por piernas de mujer "como elemento fetiche" que, en palabras de Palomino, "constituyen la representación por excelencia del deseo". "En mis encuestas con varias personas de mi alrededor coincidimos en que las piernas y los pies son un elemento fetiche", explica. "No es producto de nuestra voluntad consciente, que nos hace rendirnos a nuestra realidad corporal y a su materialidad", concluye la artista.

Por su parte, la artista Luna Bengoechea (Madrid, 1984), residente en los centros de producción de La Regenta desde febrero de 2014, explora en sus piezas el erotismo a través de la alimentación, una vertiente que recorre una gran parte de su obra. "Para esta muestra, decidí investigar el tema de las frutas, que albergan esas connotaciones afrodisíacas y relacionadas con la sexualidad", explica. Sus piezas Punica Granatum y Musa Balbisiana, concebidas en acrílico y rotulador sobre lienzo, retratan "las frutas de la granada y el plátano, que aluden a la femineidad y a la masculinidad". "Pero no quise plasmar una visión muy explícita, porque éstas ya son explícitas en gran medida por sí mismas", apunta. "La granada hace referencia a la fertilidad, por esos pequeños granos que aloja; sobre ella se han escrito muchos textos, como el poema de Lorca, que utiliza ese símil con la mujer, al igual que tenemos otros muchos ejemplos con respecto al plátano, como en la canción El único fruto del amor es la banana", explica la artista. Bengoechea ha participado en múltiples exposiciones colectivas en países de Latinoamérica y Europa y, entre sus muestras individuales, cabe destacar títulos como Naturaleza Muerta por Asfixia (Valencia / Gran Canaria) o Still Life (Fluxart, Gran Canaria).

La apuesta más personal de la muestra corre a cargo del artista Acaymo S. Cuesta (Las Palmas de Gran Canaria, 1983), residente en el centro artístico de La Regenta desde febrero de 2014 y que, en esta colectiva, expone un autorretrato de su sexualidad. Bajo el epígrafe Corazón, constituido en metacrilato, madera y papel tintado, sus piezas están protagonizadas por representaciones gráficas de "el corazón y el cerebro, como dos elementos que forman parte de la función sexual de una persona, y que lo que potencia las fantasías y el erotismo". "En este proceso artístico, he realizado la imagen mediante perforaciones y, a continuación, he introducido en su interior una serie de canutillos de papel con narraciones de mis experiencias sexuales, mis fantasías y mis recuerdos", indica el artista, "todas las palabras que conforman mi identidad sexual es lo que define la imagen, a modo de canutillos". En este sentido, Cuesta interpreta el cuerpo "como un habitáculo epidérmico, un contenedor de pulsiones irracionales provocadas por agentes externos, donde las experiencias vitales se registran para conformar el cuerpo físico".

Bajo este principio, su propuesta resulta en un tríptico donde "se establece la idea de que la erección o ubicación de los genitales no son más que consecuencia de un cerebro que interpreta los estímulos y segrega los químicos necesarios, y de un corazón que bombea la sangre hacia las zonas erógenas", en palabras del artista. Al igual que algunos de sus compañeros, Cuesta atesora un importante bagaje artístico con muestras individuales y colectivas a ambos lados del Atlántico, toda vez que su obra integra las colecciones de diversas galerías de Gran Canaria.

Asimismo, con la cámara analógica a cuestas, el artista Christian Tadeo (Las Palmas de Gran Canaria, 1989) desarrolla diversos proyectos en el Centro de Arte La Regenta desde abril de 2015, año en que también participó en la XII Fate Festival de Nápoles -al igual que Palomino-. Su línea de trabajo se basa en "la cosificación del cuerpo y su hipersexualización, desde una lectura crítica". "La muestra Lujurias supuso una excusa perfecta para retratar el cuerpo y todos los tabúes que cristalizan en torno a él", indica Tadeo, quien cuenta a sus espaldas con distintas series inscritas en esta investigación en torno al cuerpo como espina dorsal. "Desde edades muy tempranas, se nos culpabiliza con todo lo que tiene que ver con el cuerpo", afirma. "Por eso, en mis proyectos he retratado distintas lecturas que parten de esta línea como, por ejemplo, una serie sobre desnudos integrados en la naturaleza, o en torno al significado de lo salvaje, que se nos ha vendido como un valor a través del cine".

Las obras fotográficas que exhibe Tadeo en esta colectiva exploran el significado y el alcance de la lujuria como un interrogante. "La lujuria como un pecado capital, según el sistema, o como la proyección de un deseo excesivo de placer sexual", señala. A partir de esta disyuntiva, la propuesta de Tadeo juega a "confundir al espectador a través de la doble lectura a la que se prestan unos labios". "Curiosamente, pocas son las veces que comienza el acto sexual sin besar unos labios; pero, ¿qué labios son lujuria? ¿Y qué es la lujuria?", plantea. "Intento confundir al espectador con aspectos sexuales que no lo son per sé, sino que son muchos los aspectos que se prestan a dobles lecturas", observa.

También las obras del artista multidisciplinar Iván Santiago (Gran Canaria, 1981) alojan un mensaje crítico en torno al abaratamiento o prostitución -valga la paradoja- del erotismo en nuestros días. El artista, que cuenta con un espacio de producción artístico en el Centro de Arte La Regenta desde enero de 2015, inspira su propuesta en la noción sociológica de la "mercantilización del deseo". Bajo la consigna "la lujuria está en el aire", Santiago afirma que "vivimos en una sociedad capitalista basada en el placer del consumo". "Desde los orígenes del diseño de cada producto hasta su lanzamiento al mercado, las estrategias de marketing que operan detrás apelan a los instintos más primarios de los consumidores y se dirigen de manera subliminal a esa parte del subconsciente que, en última instancia, despierta la compra por impulso", explica el artista que, en la recta final del año, culmina distintos proyectos, tanto en Gran Canaria como en Tenerife, para 2016.

Sus piezas artísticas en Lujurias se basan en una composición de las palabras "marketing" y "subliminal" esgrimidas en una caja de luz a base de planchas de metal y tipografía a palo seco, con un collage de imágenes pornográficas al fondo, "que buscan hacer explícito lo que ellos quieren hacer implícito, que son los mensajes subliminales", explica. "Mi propuesta pone de relieve la contraposición entre la frialdad de las estrategias de marketing, mientras que dentro está la carne, el deseo, la lujuria", añade, "este ejemplo podemos verlo a diario en estas campañas de Navidad, entre los cientos anuncios de bombones o perfumes". En este sentido, afirma que "el subconsciente siempre capta el aspecto sexual subliminal detrás del anuncio del producto". "Pero al final, nos contentamos con el producto", concluye.

Por último, la multipremiada artista Zahra Cheikh (Madrid, 1983), quien ocupa uno de los estudios de producción de La Regenta desde enero de 2015, aborda en sus piezas artísticas "el misterio como fuente del erotismo". Un estallido de colores, abstracciones, psicodelia y patrones caleidoscópicos nutren sus creaciones artísticas, agrupadas bajo el epígrafe Antes de que llegue a la petite mort hagamos un ritual I, II y III. "La imagen, en su conjunto, propone una visión confusa acerca de lo que nuestra mente presupone que está viendo", manifiesta Cheikh, quien ha desarrollado una línea de trabajo basada en la relación de la palabra, el cuerpo y la indumentaria como confecciones de la identidad. "Por cuestiones tradicionales, religiosas y culturales, son las manos y los pies, junto al rostro, las únicas partes del cuerpo que dejan ver las mujeres mauritanas; sólo en ocasiones especiales, símbolo de belleza y con una fuerte carga erótica, pintan sus manos y sus pies de henna con diseños geométricos o florales y, en algunos casos, juegan a esconder en sus dibujos el nombre de la persona amada", explica la artista.

Regenta

Con todo, la colectiva Lujurias que acoge el Club LA PROVINCIA hasta el 15 de enero resulta del trabajo artístico desarrollado este año en los estudios de producción del Centro de Arte La Regenta. Los seis artistas coinciden en que la experiencia que brinda el espacio cultural contribuye a ampliar sus horizontes artísticos. "La estancia en La Regenta se basa en esa convivencia e intercambio de conocimiento continuos; sólo caben palabras positivas", indica Christian Tadeo; a lo que Zahra Cheikh añade: "A pesar de las carencias que existen hoy para promover el arte, sigue manteniéndose vivo un espacio donde su personal se esfuerza por conservar el espíritu artístico de La Regenta."

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