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Exposiciones fotografía

Brisas que soplan de acá y de allá

La apuesta de la Fundación Espacio 291 llega a la galería Saro León. Una exposición mostrará en Seúl las fotografías realizadas en tres de las islas.

Durante las últimas dos semanas, la galerista Saro León y sus colaboradoras han empleado una buena cantidad de horas en buscar localizaciones para fotógrafos. Los afortunados que desde ayer por la mañana van a poder tomarse tiempo para encuadrar algunos de los paisajes más conocidos de la Isla son los patronos de Espacio 291, una fundación con sede en Seúl cuyo objetivo es la promoción de la fotografía creativa. La visita a las Islas durará algunos días más y abarcará tres de ellas: Gran Canaria, Tenerife -desde el sábado- y en último lugar, Lanzarote. Entre este grupo de empresarios a quienes ha puesto en contacto una afición compartida, se encuentra su profesor, que no es otro que el artista Lim Soo Sik, a quien la galerista conoció durante su primer viaje a Corea en el año 2010. Los frutos de este selectivo periplo insular podrán ser apreciados el próximo mes de abril en Seúl, cuando él y sus acompañantes expongan una selección de las fotografías realizadas durante estos días.

La obra de este reconocido creador pudo ser apreciada hace un poco más de dos años en el espacio de la calle Villavicencio. En aquella ocasión, Soo Sik compartió con los aficionados a la fotografía un conjunto de imágenes que presentaban solamente estanterías en las que, invariablemente, los protagonistas eran siempre los libros, y a través de ellos, sus dueños. Pero en esta ocasión, este artista surcoreano, cuyo nexo de unión con Canarias es la cálida amistad que mantiene con Saro León, ha venido a las islas también como comisario de la exposición Brisas de Corea. Para sacar aún más partido a este viaje, la muestra reúne imágenes capturadas por estos antiguos alumnos suyos y por otros fotógrafos cuyo trabajo se desarrolla gracias al mecenazgo de la Fundación.

Por esas curiosas coincidencias que se producen en la vida de tanto en tanto, esta fundación ha acabado por tener el mismo nombre, o al menos la cifra que identificaba a aquella galería de arte neoyorquina que ha pasado a la historia como la primera que albergó exposiciones de fotografía. Un local situado en el número veintinueve, sección 1, de una calle de Seúl dio a sus patronos el pretexto idóneo para aprovechar el eco de ese otro local que permaneció abierto entre 1905 y 1917 bajo la dirección de Alfred Stieglitz. Aquella galería de la Quinta Avenida también fue, por cierto, la primera en organizar una exposición de la obra de Henri Matisse en Estados Unidos. El caso es que, a pesar del tiempo transcurrido, Espacio 291 comparte con el proyecto de Stieglitz la aspiración de otorgar a la fotografía un valor artístico que aún no ha terminado de alcanzar en la sociedad coreana. Allí, hasta hace no demasiado tiempo, la fotografía tenía un valor testimonial que la reducía a dejar constancia de los episodios más significativos de la vida familiar y social; y el oficio era ejercido por familias de profesionales que defendían celosamente su gremio de cualquier forma de intrusismo. Con el aumento del poder adquisitivo y el vertiginoso desarrollo tecnológico, los fotógrafos vocacionales dispusieron de cámaras y de posibilidades de formación en el extranjero. Fue así como la fotografía comenzó a adquirir en Corea un status equiparable al que posee en occidente. El proyecto de Espacio 291 nace para potenciar ese salto cualitativo.

Quien escuche el título de esta muestra por primera vez, Brisas de Corea, podría pensar que la obra reunida en la galería Saro León conforma un conjunto de imágenes agradables, destinadas a promocionar los paisajes del país de la calma matutina. Sin embargo, la intención del fotógrafo Lim Soo Sik es expresar una preocupación medioambiental sobradamente justificada. Estas brisas a las que alude el título son las que, tras cada duro invierno, anuncian la llegada de la primavera a un país que padeció, entre las décadas de los sesenta y noventa, las consecuencias de un desarrollo industrial indiscriminado. Desde esta perspectiva, las fotografías de la muestra nos acercan a paisajes como el que muestra Ahn Hansik. Son esos terrenos ganados al mar para construir, por ejemplo, polígonos industriales. Pero también encontramos imágenes en las que aparecen los actores que protagonizan estas formas de vida alienante. Pongamos como ejemplo esa fotografía de Kim June en la que el rostro de la actual presidenta del gobierno se deforma; o la del joven recluta que mira a la cara con la expresión de ser solo un ladrillo más en el muro. Merece la pena destacar, sobre todo, a dos creadores. El primero, Ryu Sanghee, por un proyecto que logra llamar la atención sobre el uso del alcohol como vía de escape. Y junto a él, Yoon Giljung, por cuestionar los principios de un mundo sometido a la productividad.

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