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AMALGAMA

Ernesto Mayz y el 'homo technicus'

El pensador venezolano perteneció a una hornada de fenomenólogos y existencialistas especialmente preocupados por la técnica y su funcionalidad en el humano. Lo sorprendente del filósofo es su clarividencia

El 25 de diciembre de 2015 falleció, a los 90 años, el filósofo venezolano Ernesto Mayz, perteneciente a una hornada de fenomenólogos y existencialistas especialmente preocupados por la técnica y su funcionalidad filosófica en el humano. Lo sorprendente de Mayz es su clarividencia a la hora de analizar el impacto de la técnica en la humanidad. Al respecto existe un texto muy completo de Alfredo D. Vallota sobre Mayz y la técnica (titulado El Hombre y su Obra), que nos recuerda que Mayz estudió en Gotinga, Friburgo y Múnich, así como que fue rector de la Universidad Simón Bolívar de Caracas de 1969 a 1979. Sus primeros libros ahondaron en Dilthey y, todavía, es admirado en Francia, donde el filósofo Alain Guy, le ha citado como uno de los más preclaros husserlianos. En La universidad y la idea del hombre, de 1966, dice Mayz: "La actual época se orienta hacia el ideal de una tecnificación progresiva del Universo y, por tanto, hacia una paralela y creciente tecnificación de la conducta del ente humano". Mayz, al prever la tecnologización progresiva del Universo está diciendo que no es algo local, sino que es algo inserto en la naturaleza cosmológica. Como dice Vallota, "el ideal de una vida inspirada en un ingenuo naturalismo ha perdido vigencia frente a los logros de la Técnica, que se traducen en la posibilidad de modificar la Naturaleza originaria y reemplazarla por una diseñada por el propio hombre". Para Mayz, el desarrollo de la técnica moderna arranca en la inmanencia de del humano en Descartes, que al convertirse en legislador y constructor del mundo que habita ha de valerse de su subjetividad para fijar los ejes de su mundo en función de un proyecto que se expresa en y con la técnica. Al humano como agente ejecutando el plan, lo ve Mayz como expresión de la Voluntad de Poder frente a los límites de su propia finitud: y a través de la Técnica, de la razón técnica. Mayz señala como categorías de la ratio technica: totalidad, finalidad y perfección, y tras ellas, el automatismo, que es una autorregulación que posibilita que la totalidad , la finalidad y la perfección se desplieguen. Por tanto, la razón técnica no se limita a interrogar a la naturaleza, sino que valiéndose de su autonomía y autarquía inventa leyes, crea seres y reconstruye la naturaleza. El homo technicus no solo es un usuario y productor de instrumentos, sino que le asiste la Voluntad de Poder que alimenta su "afán de señorío sobre el Universo". Pero ya en 1999, veinticinco años después de elucubrar sobre la razón técnica, el proceso de tecnificación Mayz lo define más allá: la Técnica transforma no sólo a los otros entes sino al humano mismo, que deja de ser un fin en sí, y señor de sus acciones, para pasar a ser un siervo al servicio de la Técnica que él ha creado, y el humano se cosifica. Mayz propone, entonces, el logos meta-técnico, idea presentada por vez primera en el Congreso de Filosofía de Brighton, en 1988, de donde el humano alienado por la Técnica se hibrida con la misma, generando una nueva modalidad de existencia: el Logos Meta-técnico. Ya disponemos de los primeros frutos del Logo Meta-técnico: sistemas biónicos, organismos cibernéticos o cyborgs. Ciertamente, un clarividente Ernesto Mayz, aún arrastrando el peso del existencialismo y la fenomenología de principios de siglo XX, pudo ver muchísimo mejor que Heidegger, el camino que trae la técnica como creación humana que ha terminado por hibridarse con su creador y fagocitarlo ontológicamente.

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