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AMALGAMA

Quimeras

Se están creando corazones, hígados y otros órganos. Para ello se adicionan células humanas en embriones de animales que sólo tienen unos días de vida

La creatividad humana, llevada a cotas de retorno más allá de la imaginación, gracias a la aplicación exitosa de la racionalidad a la tecnología, desarrolla una carrera competencial y a la contra con la irracionalidad desatada de las religiones, de forma que se ha encaminado a romper límites que nos habíamos planteado humanísticamente como insorteables. Lo podemos leer en Technologyreview.com, del 6 de enero de este año, y en su fuente original, la MIT Technology Review. Se trata del desafío a la prohibición de financiación por el departamento de Salud de EE UU a varios institutos de investigación, encaminados a la fabricación de tejido humano en cerdos y ovejas, a fin de poder trasplantarlos. Se están creando corazones, hígados y otros órganos. Para ello se adicionan células humanas en embriones de animales que sólo tienen unos días de vida, y luego terminan de ser gestados por sus madres. Una de las objeciones de la Agencia de la Salud norteamericana es la de la posibilidad de que con esos experimentos se pueda modificar el "estado cognitivo" de los animales. La financiación se prohibió por parte de las entidades estatales de salud, pero no se cercenó la posibilidad de financiación privada, la cual ha brotado a borbotones, vistas las posibilidades de retorno financiero. En el último año se han generado unos 20 embarazos quiméricos de cerdo-humano y de oveja-humana, pero no se ha publicado todavía ningún artículo científico. El investigador Juan Carlos Izpisua, del Instituto Salk, reveló datos no publicados de los efectos en una docena de embriones de cerdo con células humanas. Y otro investigador de la Universidad de Minnesota presentó fotos de un feto de cerdo, de 62 días, al que se le habían añadido células humanas que dieron como resultado la inversión de un defecto ocular congénito. Daniel Gray, cardiólogo en la Universidad de Minnesota, declaró: "Podemos hacer un animal sin corazón. Hemos diseñado cerdos que carecen de los músculos esqueléticos y los vasos sanguíneos". Ha conseguido financiación de 1,4 millones de dólares del Ejército de EE UU. La medida de precaución que se está adoptando, por lo pronto, es no dejar nacer a dichas quimeras, sino dejarlas hasta un límite temporal en su estado fetal. La cautela ética universitaria hizo que el tiempo de desarrollo embrionario se permitiera hasta 28 días, cuando el cerdo nace a los 114 días. Una nueva línea de investigación está yendo más allá, e implica la colocación de células humanas en un embrión animal en la etapa más temprana, cuando es una bola de apenas una docena de células en una placa de laboratorio, y este proceso, llamado "complementación embriológica", puede dar como resultado una multiplicación especializada de las células humanas en un embrión de otra especie, de forma que contribuirán potencialmente a cualquier parte del cuerpo del animal en su desarrollo. En 2013, Hiromitsu Nakauchi, debido a los problemas éticos que le planteaban en Japón, se mudó a EE UU, donde no hay ley federal que restrinja la creación de quimeras, y la Universidad de Stanford lo reclutó con una donación de seis millones de dólares del Instituto de Medicina Regenerativa de California, una agencia estatal creada para evitar la interferencia política de Washington. Nakauchi dispone en su laboratorio de varias incubadoras donde se almacenan los embriones quiméricos, que son casi imperceptibles para el ojo humano, por lo cual la sala está equipada de microscopios especiales. El añadido de las células de piel o sangre, para reprogramarlas, procede del propio equipo de Nakauchi, pues el reclutamiento de voluntarios involucra demasiado papeleo. El reto está en que las quimeras de ratas y ratones, por ejemplo, son más cercanos genéticamente, pero los humanos y los cerdos compartieron el pasado hace casi 90 millones de años. Pero es sólo un reto.

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