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Shakespeare in love

Puesto que los sonetos parecen explicar mejor que las obras de teatro su vida privada, los críticos se han esforzado en averiguar quién es W. H.

Es sabido que tanto la sexualidad de Shakespeare como la de Cervantes, aunque en mucho menor medida (Fernando Arrabal escribe en Un esclavo llamado Cervantes que el autor de El Quijote compartió con el cardenal Acquaviva "mesa y alcoba, sin necesidad de utilizar cortinas. Introdújole en su cámara y diole el título de camariere"), han sido muy debatidas, y se han barajado distintas hipótesis para explicar su supuesta homosexualidad, al menos en el caso de Shakespeare, que enviaba sutiles mensajes de amor homosexual entre líneas en sus obras de teatro y, más abiertamente, en sus célebres Sonetos.

"De los seres más bellos deseamos que prosperen", así comienza el primer verso de los 126 sonetos, dedicados a un tal Mr. W.H. Sólo los 28 sonetos últimos están dedicados a su "oscura dama". Puesto que los sonetos parecen explicar mejor que las obras de teatro la vida privada del dramaturgo isabelino, los críticos se han esforzado en averiguar quién era el misterioso W.H. sin llegar a una conclusión definitiva. La opinión más difundida sostiene que los sonetos, escritos entre 1593 y 1597, están dedicados a Henry Wriothesley, tercer conde de Southampton, quien fuera su mentor en los primeros tiempos de su carrera como dramaturgo.

Otros aseguran que el joven que aparece en los sonetos era William Herbert, conde de Pembroke, quedando la duda acerca de la relación que mantuvieron. Según Oscar Wilde, en su maravillosa novela/ensayo El retrato del señor W.H., las iniciales correspondían a Willie Hughes, actor de la compañía de Lord Chamberlain's Men (en 1603 pasaría a llamarse King's Men), donde Shakespeare trabajó como actor, arreglista y autor. Sin embargo, no figura ningún Willie Hughes en los anales de la compañía, ni en ninguna otra que actuara en los teatros The Globe y Blakfriars. Ni rastro de Willie Hughes, pero tampoco importa mucho, porque estos sonetos (hoy mucho más valorados que entonces) predijeron la fuerza futura del amor que no se atreve a decir su nombre.

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