"Ad ignorantiam" se denomina, desde la lógica escolástica, la defensa de una verdad en base a que no existe prueba en contrario y, desde ahí, proponer lo que se quiera. Los clásicos: No se puede probar la inexistencia de Dios, por tanto, Dios existe; No se puede demostrar que no exista vida en otros planetas, por tanto, existe vida en otros planetas. Empero, si invertimos las propuestas, tenemos impostada la no existencia de Dios y la no existencia de vida extraterrestre. A gusto del consumidor. Sea quien sea el que enarbole el argumento "Ad ignorantiam" siempre intentará traer el agua a su propio molino. Una posición neutra y mentalmente higiénica aprovecharía esta característica del conocimiento para escrutar prudentemente los alrededores del universo aprendiendo a navegar sin certezas fideístas, siendo que la fe es justamente la patologización de cualquier idea, pues si algo es cierto no hace falta hacer el mínimo esfuerzo en creer. La fe es lo que intentó definir Soren Kierkegaard en Temor y temblor, obra de 1846, proponiendo el ejemplo del mandamiento de Yavéh, el bárbaro dios de los judíos, a Abraham para que sacrificara la vida de su hijo Isaac, en contra de sus convicciones éticas, emulando a cualquier gurú sectario, y de lo que Kierkegaard deduce que con el "salto de fe" que da Abraham se accede a un mandato divino que aunque no se comprenda, incluye una ambigua y misteriosa salvación. Sobre estos mimbres se construyen todas las religiones, que no vienen a ser otra cosa que un engrudo malsano gracias al cual se posibilita el dominio de las masas. Es así que ha surgido una nueva corriente fideísta y lúdica, la de los creyentes en el Unicornio Rosa Invisible, cuya diosa es, a la vez, de color rosa e invisible. Es muy difícil, dicen los unicornianos, refutar la declaración de creencia en estos fenómenos que existen fuera de la percepción. Esta religión se generó el 7 de julio de 1990, y su profeta Steve Eley manifiesta: "Los unicornios rosas invisibles son seres de gran energía espiritual. Lo sabemos porque son capaces de ser a la vez rosas e invisibles. Como todas las religiones, la religión de la Unicornio Rosa Invisible se basa en la lógica tanto como en la fe. Tenemos fe en que los unicornios son rosas; y por la lógica sabemos que son invisibles, ya que no podemos verlos". Es lo mismo que pretende la creencia cristiana de Jesucristo, a la vez Dios y hombre, paradojas que en las posteriores religiones, más brutas, ni siquiera hacen falta dado que la fe es ciega y el creyente está permanentemente amenazado de muerte si apostata. A partir de aquí les es lícito a los unicornianos debatir acerca de hechos explicatorios como el de que la extraña desaparición de los calcetines es una evidencia irrefutable acerca de la existencia de la diosa del Unicornio Rosa Invisible, puesto que es ella quien los roba, o que el ADN tiene forma de espiral dado que el cuerno en espiral de la diosa fue molde originario de la creación de la vida en todo el planeta Tierra. Nadie puede demostrar que la diosa del Unicornio Rosa Invisible no exista, así como tampoco puede nadie demostrar que los dioses islámicos o cristianos tampoco existen y, por tanto, existen a través de la fe. Al igual que se hace en otras religiones innombrables, el nombre de la diosa del Unicornio Rosa Invisible es seguido, entre paréntesis, por el texto alabatorio: "Blessed Be Her Holy Hooves, Peace Be Unto Her, or May Her Hooves Never Be Shod", abreviado bbhhh, pbuh o mhhnbs, que como se ve, se traduciría: "Benditas Sean Sus Santas Pezuñas, La Paz Sea Con Ella, Que Sus Pezuñas Nunca Sean Herradas".
