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cómic

Las leyes de la robótica

'Descender' muestra con acuarelas un futuro en el que las máquinas se rebelan y desarrollan sentimientos humanos

Las leyes de la robótica

Las posibilidades de desarrollar sentimientos por parte de las máquinas fue abordado de forma magistral por Philip K. Dick en su obra ¿Sueñan los robots con ovejas eléctricas? Desde entonces y hasta ahora, los títulos que parten de esta premisa se han sucedido de forma imparable en todos los ámbitos artísticos, tanto en la literatura, como en el cómic y, sobre todo, en el cine. Con Descender, el dibujante Dustin Nguyen y el guionista Jeff Lemire vuelven a esta temática, pero lo hacen desde un punto de vista muy original que, sin embargo, da unos resultados magistrales y que casan bien en una temática de este tipo: la pintura a acuarela.

Cada viñeta de esta obra maestra del cómic contemporáneo es un deleite para los sentidos y muestra la capacidad del noveno arte de moverse en terrenos muy parecidos al de la pintura. No obstante, fue el recientemente desaparecido Umberto Eco el que dijo que las obras de Hugo Pratt deberían estar expuestas en cualquier pinacoteca como las de Degas, Renoir o Cézanne. Nguyen se revela como un artista elegante, sutil, en donde las ilustraciones contienen más de lo que parece, siempre con colores tímidos y delicados, con un trazo sencillo.

Sea como fuera, este primer volumen la historia mantiene varios niveles narrativos. El primero, y más importante, está protagonizada por un niño robot, Tim-21, un joven androide que despierta de un largo sueño para descubrir que unos extraños robots alienígenas han atacado a la humanidad, al tiempo que se prohibe la mera existencia de todos los autómatas. La segunda es la del doctor Quon, que trabaja para el Consejo Galáctico Unido, y que es el encargado de encontrar una solución a este problema hasta que descubre que el código genético de esas máquinas destructoras es el mismo que el de ese niño-máquina. Y la tercera es la de unos sanguinarios y expeditivos mercenarios que intentan aprovecharse de la situación para sacar tajada económica. TIM-21 puede tener la clave de lo que quieren los invasores y el porqué de su llegada, lo que le convierte en el robot más buscado del mundo. A partir de aquí surge una odisea cósmica en la que se enfrentan humanos contra máquinas y mundos contra otros mundos. El lector establece una empatía nada común con ese androide que salva a su dueño y lo protege continuamente, cuya existencia está trufada de recuerdos tan intensos o entrañables como cualquier ser humano.

La obra se inspira, de este modo, en grandes clásicos rescatados de distintos medios artísticos, como Inteligencia Artificial, Metrópolis, Pinocho o incluso Akira. Una pista para conocer mejor esta es ópera espacial es que ha sido publicada en la editorial Image Comics, responsable de títulos como Ciencia Oscura, Saga, Manhattan Projects, o Fear Agent, que suponen otra aproximación estimulante e innovadora a la ciencia ficción.

Hollywood suspiraba por adquirir los derechos cinematográficos de Descender que, finalmente, han sido comprados por Sony.

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