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PAULA CARBALLEIRA escritora Y ACTRIZ

Una embajadora del miedo

Paula Carballeira da comienzo, hoy a las 20 horas en el Auditorio de Agüimes, a una nueva edición del Festival de Narración Oral que celebra la villa.

Paula Carballeira con un ejemplar del libro ilustrado 'El principio'. LP / DLP

Le pregunto a esta narradora gallega si el miedo es una de sus emociones favoritas. "El miedo va cambiando -me dice- pero tengamos la edad que tengamos siempre está ahí". Y añade, "me preocupa que vivamos en una sociedad con tantísimo miedo, especialmente a los demás". Los miedos son diversos, ya se sabe, pero cuando uno se para a pensar es probable que a la mente acudan, entre otros, tres que están muy presentes en nuestras vidas: el miedo a que nos hagan daño, el miedo a lo desconocido, y el miedo... al propio miedo. Paula Carballeira, que creció al calor de la revitalización del gallego como lengua de cultura, nació hace un poco más de cuatro décadas en el pequeño pueblo costero de Maniños. Ella protagonizó hace más de veinte años el renacimiento de la narración oral en Galicia junto a Quico Cadaval, otro de los referentes de este oficio. También es una de las autoras que mejor representan el llamado boom de la literatura infantil y juvenil escrita en gallego, un despertar creativo en el que tiene como maestros reconocidos a los escritores Xabier Docampo y Gloria Sánchez. Como ellos y otros tantos autores repartidos por diversas latitudes, se ha convertido en una valedora de esa literatura que tiene lectores de las tres edades. Uno de los rasgos que caracterizan su quehacer literario es que lleva casi la mitad de su vida dotando a quienes la leen o escuchan -en gallego y castellano- de valiosos recursos para afrontar esa emoción que nos mueve entre los extremos de la temeridad y la parálisis. Pero Paula Carballeira no solo es narradora, también forma parte del elenco de la compañía teatral Berrobambán, a la que surte con sus propios textos dramáticos, para irrigar el imaginario infantil con obras e interpretaciones que llaman la atención por su sutileza y naturalidad. Para Berrobambán ha creado una trilogía del miedo, cuya última entrega es la premiada Boas Noites, una comedia que bucea con elegancia en el universo de los miedos infantiles y con la que Paula Carballeira vuelve a hilar fino para conciliar fantasía y cotidianeidad.

Desde los mismos comienzos de la civilización, el primero de los recursos que la vida ha brindado al animal político para superar el miedo es el de darle la oportunidad de recrearlo con palabras, para poder sentirlo en un ambiente seguro. Ella lo sabe bien. "Tenemos miedos ancestrales, y la búsqueda de respuestas nos ayuda a vivir en comunidad. En ese contexto, los cuentos tradicionales nos dan pautas para vencerlos; por ejemplo, para entender que la muerte no es una ruptura brusca y que podemos aprender a llevar el miedo que nos produce". Por razones como estas, en sus espectáculos siempre aparecen esas "narraciones clave" que nos ayudan a afrontar las diferentes modos que tiene esta emoción de metérsenos en el cuerpo. Sus personajes suelen aventurarse a explorar la vida y también la muerte. Pongamos como ejemplos al ratón Paco - o Xico, en el original gallego- que protagoniza el álbum ilustrado del mismo nombre y sueña con alimentarse de la Luna; o la adolescente de La niña de la sábana que afronta el miedo mediante un temerario acto de desafío; o el pastor Ibrahim, unos de los personajes de Smara, libro que aprovecha el mito norteafricano de la ciudad invisible para presentarnos a un niño que se convierte en testigo involuntario de la última noche en la tierra de una mujer de poder. Ibrahim recibe como premio la inmortalidad tras bajar al inframundo, después de ensanchar uno de los agujeros que una manada de ratones -humilde representación arquetípica de las energías telúricas- abre en la superficie de una duna. La inmortalidad, vale la pena decirlo, se la ganó el pastor tras volver a la superficie con una cagada de camello a la que había confundido con un tesoro.

Uno de estos cuentos clave es El niño que quería estar muerto, un bellísimo relato del escritor mozambiqueño Mia Couto que ella ha llevado al terreno de la oralidad con su talento natural para la comedia. Tal vez, el hallazgo de este cuento se encuentre en revelarnos que bajo una inclinación aparentemente morbosa subyace una búsqueda auténtica. "Desconocemos el universo infantil -responde-, tenemos prejuicios acerca de los niños; pero esa es la etapa en la que menos límites tenemos. Necesitamos aprender de ellos, aprender a mirar la infancia como reflejo de lo que somos, de esa falta de límites que luego acotamos". En "La niña de la sábana", una electrizante historia de aparecidos, se encuentra una de esas advertencias que debemos tomar en serio, aunque nos haya contagiado el frenesí de la fiesta pijama que organizan sus protagonistas. Cerca del desenlace, la narradora advierte a quienes la escuchan que, si se da la circunstancia, nunca tome a un difunto de la mano, porque este le transmitiría con toda seguridad el frío de la muerte. La advertencia en realidad es doble y ha sido formulada numerosas veces. "En muchos cuentos está presente la idea de que, al mismo tiempo, es necesario respetar los límites entre la vida y la muerte y aprender a dialogar con los difuntos". Pero, ¿de qué modo? "Ese diálogo, aclara Paula Carballeira, es la memoria", es decir, la historia viva de una comunidad, "una de las cuestiones más importantes dentro del mundo de la narración oral ". Es ella misma quien recuerda que, en la tradición popular gallega hay incluso fórmulas de cortesía que solo se usan ya en estas circunstancias y que ayudan a recordar que la brusquedad debe ser siempre evitada en el trato con los aparecidos. Es el conocido "¿Qué requieres?"

Le pregunto a Paula Carballeira si es consciente de que incluso en la más sencilla de las narraciones pervive el símbolo que nos vincula emocionalmente. Paco, el ratón que se aventura a viajar a la Luna porque le han contado que el astro que nos orbita es un enorme queso blanco, parece un buen ejemplo de ello. Leche, queso... "Todo es muy simbólico cuando contamos para niños, desde la macroestructura a cada uno de los elementos que componen el cuento. Hay una aventura, una gran prueba, porque Paco no encuentra allí lo que busca y se queda aislado, desprotegido. Pero, del mismo modo que nos sucede a todos, él acabará comprobando que allí donde la vida lo ha llevado también habrá alguien que acabe por acogerlo". A Paco le precedió en el tiempo Mateo, el álbum ilustrado con el que esta narradora se incorporó a la lista de autores de la editorial gallega Kalandraka. Corría el año 1998 y Mateo era también un niño que tenía miedo. La aparición en el mercado de editoriales como ésta y como OQO ha sido vivida por Paula Carballeira con ilusión. Ambas han hecho que "esa esquinita del continente" -desde la que sostiene con frío su teléfono móvil- se sienta "en diálogo con el mundo".

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