Hay novelas que, ya desde la primera frase, nos enamoran y nos enganchan como la más peligrosa de las drogas. La lucecita de Antonio Moresco es una de ellas. Si no me creen, hagan la prueba: "He venido aquí para desaparecer, en esta aldea abandonada y desierta de la que soy el único habitante". Ese único habitante, cuando la tarde cae y la oscuridad se hace más densa, vislumbra una lucecita, siempre a la misma hora, en medio del bosque que tiene enfrente. Para resolver el enigma de la lucecita, el narrador deberá enfrentarse a los misterios de la naturaleza. En La lucecita (tercera obra que se publica en España de Moresco, tras La cebolla y El volcán), el escritor italiano demuestra poseer una capacidad fabuladora nada desdeñable, una habilidad que deja a sus lectores con una grata sensación en el corazón.