Hay muchas maneras de acercarse a la cantante canadiense Céline Dion y el escritor y crítico musical Carl Wilson lo hace a través del odio que siente hacia ella, o mejor dicho, hacia lo que representa: el espíritu democrático del mal gusto. Su ensayo Música de mierda es una invitación a tomar conciencia del relativismo que impera en la escena musical de las últimas décadas, incapaz de establecer un punto de vista único y universal. ¿Hay alguna posibilidad por pequeña que sea de tener vida musical más allá de My heart will go on, el tema de amor de la película Titanic? Esta es la pregunta que se hace Wilson en su estupendo ensayo, donde condensa, desde un subjetivismo que se agradece, una forma de ver (y escuchar) la música pop que pasa por muchos de los elementos primordiales de la cultura popular.