La Provincia - Diario de Las Palmas

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Érase una vez una guerra

"Estoy sola... Me esperan muchos años de soledad". Con estas palabras comienza Los muchachos de zinc, de la premio Nobel de Literatura Svetlana Alexiévich. La que habla es una madre cuyo hijo volvió de la guerra de Afganistán, cogió un cuchillo de la cocina y mató a un hombre: "Envidio a esa madre que tiene un hijo que volvió sin piernas... Qué importa que la odie cuando se emborracha. Que odie al mundo entero. Que importa que arremeta contra ella como un animal. La madre le paga prostitutas... Una vez ella misma le hizo el amor porque su hijo pretendía lanzarse de un décimo piso. Cualquier cosa me parece mejor". Al igual que en Voces de Chernóbil, la escritora bielorrusa recoge en Los muchachos de zinc las voces soviéticas de un grupo de mujeres que sufrieron la guerra de Afganistán como si hubieran estado allí.

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