La Provincia - Diario de Las Palmas

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Entrevista

Ricardo Cárdenes: "Mis mapas no tienen nombres, son paisajes de las estrellas"

"Mi trabajo no es intelectual, a diferencia de buena parte del trabajo artístico que se hace hoy en día, demasiado intelectual para mi gusto", asevera el artista

A propósito del mapa, dice Ptolomeo en su Cosmografía que "nadie lo representa correctamente si no es un artista". Y afirma por su parte Michel Butor, en relación a uno de los personajes de su novela Grados, que "todos los mapas que tiene no sirven para nada, todo este trabajo de descubrir y levantar planos; tiene que salir al azar, como los primeros hombres sobre la tierra". Aunque Ricardo Cárdenes (Las Palmas, 1942) es refractario a cubrir con capas literarias las múltiples capas de sus dibujos, es difícil no evocar a ambos autores al contemplar la extraordinaria exposición Mapas del cielo, que muestra estos días en la galería Saro León. Cartografías sin nombres que remiten por un lado a la descripción del cosmos y por otro a la propia geografía interior; mapas que indican tanto relaciones de distancia y perspectiva entre los deseos proyectados sobre extensiones uniformes como geologías hechas de estratos superpuestos. Representado en importantes colecciones públicas nacionales -Centro de Arte Reina Sofía, Centro Galego de Arte Contemporanea, Banco de España, Fundación Coca-Cola...-, Cárdenes, curiosamente, no ha sido nunca objeto de ninguna exposición individual en ningún centro oficial de Canarias. Cada cual, claro está, se pone a mirar para el cielo cuando quiere, como quiere, para lo que quiere y como puede, y algunos que están en el secreto de Ricardo Cárdenes vienen a mirarlo estos días a través de sus mapas estelares.

¿Qué procedimientos de representación comparten tus dibujos con los mapas?

Simplemente aspectos formales. Nada más. Esto no es nuevo. Como sabes, muchos artistas, por ejemplo los holandeses del siglo XVII, han representado mapas.

¿Pero por qué te interesan más los aspectos formales de los mapas, tan abundantes en tu trayectoria, que los de otros sistemas de representación?

Porque son representaciones reales del mundo y porque son bellísimos.

¿Ver el cielo es leer el cielo?

Para un astrofísico sí. Para mí no.

Entonces, ¿la tuya es una mirada no mediada por el lenguaje?

Estás haciendo una interpretación muy racionalista de mi trabajo y creo que te equivocas. Tu interpretación es propia de un historiador del arte, y a ustedes, los historiadores del arte, lo que les interesa es de dónde vienen las cosas y este tipo de historias. No hay nada de eso porque no quiero contar nada. Es el objeto, si es poderoso, el que tiene que atraer la mirada. En este sentido mi trabajo no es intelectual, a diferencia de buena parte del trabajo artístico que se hace hoy en día, demasiado intelectual para mi gusto. Respeto ese tipo de arte, porque el arte es muy diverso, pero a mí no me interesa porque tuve una formación clásica, en el sentido de entender esto que llamamos arte como algo dirigido a los sentidos.

Pero no existe el ojo en estado salvaje, la mirada humana siempre está velada por el lenguaje. Por lo tanto no es lo mismo la mirada al cielo de un gato que la de un hombre. Cuando mira, el hombre lee.

Pues no sé. Me traen sin cuidado las experiencias de los demás. Yo sólo puedo hablar de las mías.

Y para ti, ¿dibujar es cómo escribir?

Eso es una obviedad como la copa de un pino. Dibujar es escribir y los instrumentos que se usan para escribir se usan también para dibujar: la pluma, el lápiz... Por lo demás, el dibujo es anterior a la escritura.

Los bisontes de Altamira...

Olvídate de eso. Estoy hablando en términos estrictamente técnicos: para desarrollar un alfabeto o una escritura ideogramática tienes que saber dibujar. El principio es el dibujo. Cuando alguien hace por primera vez signos en una pared, con sangre o con un trozo de madera quemada, ahí probablemente está empezando a aparecer la escritura, pero el principio es evidentemente el dibujo. Por lo tanto la pregunta está contestada.

En alguna ocasión has definido tu práctica dibujística como la de un bailarín cojo. Por lo que toca a esta exposición, Mapas del cielo

Me defino como un bailarín cojo por una cuestión muy simple: soy muy torpe y el dibujo tiene la ventaja de que siempre trabajas sobre errores. Es lo que ustedes, los historiadores del arte, llaman arrepentimientos, líneas de encaje. Ángel González García [historiador del arte y crítico, recientemente fallecido] decía, y decía muy bien, que dibujar es un ajuste continuo. Esa facilidad que tiene el dibujo para trabajar sobre errores le permite a alguien como yo, que soy un bailarín cojo, aspirar a ser un gran bailarín. De hecho hubo un bailarín cojo flamenco que fue uno de los grandes.

¿Cómo se llamaba?

Ni me acuerdo.

Un cartógrafo a la antigua, que hiciese mapas a mano, y que temblase, también trabajaría sobre arrepentimientos.

Mmmmm... Para nada. Eso son cosas de ustedes los historiadores del arte.

Si a ti, con tu torpeza, te hubiesen contratado en el siglo XV como cartógrafo...

Con el tiempo habría aprendido.

Barthes hablaba del temblor que tenía Cy Twombly en la punta de los dedos. Es una buena metáfora.

Bueno, pues si a ti te gusta la pones. Pero lo que ocurre es que un cartógrafo no puede temblar.

¿Por qué?

Porque sus mapas serían una porquería [risas].

En cualquier caso tus mapas, como estos del cielo, son poéticos, no funcionales.

Esto quiero que lo pongas: a mí el término poético en arte me repugna un poco. Poético, por ejemplo, es Paul Klee, un artista que no me interesa en absoluto. No me interesa ni lo que escribe. Me pasa lo mismo con el término expresivo. También me repugna. Por ponerte un ejemplo de artista: Egon Schiele. Es alguien que me espanta porque es muy expresivo y lo expresivo es contar demasiadas cosas. En la Teoría Estética, Adorno dice que lo expresivo interesante es lo que expresa cosas pero sin gritos , que lo interesante, dice, no es pintar al payaso llorando sino expresar el dolor del payaso sin lágrimas.

Tus mapas no serán expresivos pero representan una topología interior.

... Bueno, si quieres pon eso. Es bonito. Pero como cosa tuya.

Palimpsesto es una palabra que sirve para referirse a cualquier dibujo que se traza sobre otro u otros dibujos preexistentes, como ocurre con los tuyos. Pero en las obras que muestras aquí, en estos mapas del cielo

Yo no lo veo así. Un dibujo es un palimpsesto y lo que hago es aplicar un principio clásico de toda la vida. En el texto sobre Cy Twombly Barthes describe al palimpsesto como una escritura que ha sido borrada. Esto, básicamente, es una cuestión técnica.

Entonces, si no son poéticos, tus mapas serán el resultado de una deducción lógica y matemática.

No. Estás enfocando mal el asunto. Tú estás hablando de mapas y yo estoy hablando de dibujos, que, evidentemente, tienen una relación con los mapas, pero esta relación se acaba en la medida en que los mapas se transforman en dibujos. Hay similitudes formales con los mapas, pero no pasa nada.

Hombre, una pintura de una vaca pastando tampoco es una vaca pastando, pero me concederás que la mímesis no es un problema de segundo orden en el arte.

Al final es eso. No se pinta un paisaje, se pinta un cuadro.

En cualquier caso has titulado esta exposición Mapas del cielo y no Mapas del cieloVacas pastando

No, porque son mapas del cielo. Son lo que son. No hay que darle más vueltas.

En tu estudio tienes un mapa astronómico, en el que supongo que te has inspirado, en la que aparece la Nebulosa del Pelícano...

Pero yo en eso no me fijo. Mis mapas no tienen nombres. Son paisajes de las estrellas. De hecho la exposición podría haberse llamado igualmente Paisajes del cielo, porque un paisaje en el fondo es un mapa, aunque no tan exacto. Como representación de la realidad el mapa es muy superior a la pintura.

¿Por qué?

Caramba, porque en un mapa ves el terreno, la clase de cultivo que tiene, el curso de los ríos, la altura de las montañas, la profundidad de los barrancos. Eso no puede representarlo la pintura. Ni la fotografía tampoco.

Tienes un dibujo, titulado Mapa de mi vida,

Qué tapé.

¿Por qué las tapaste?

Diablos. Te lo acabo de explicar hace un rato: a mí no me gusta contar nada. Estoy en contra de contar.

Pero en tiempos contabas tu vida en este mapa, entonces sí te gustaba.

Sí, en tiempos me gustó, pero luego dejó de gustarme y cogí y lo borré. Era demasiado literario y por eso lo quité. No me gusta la literatura en este trabajo. Me parece repugnante... Bueno, desagradable... Bueno, no me interesa. En este trabajo, ojo. A mí me gusta mucho leer.

¿Serías capaz de evocar ahora alguna lectura que te haya dejado huella?

... Walter Benjamin escribió un ensayo titulado El ángel de la historia...

Hombre, inspirado precisamente en un dibujo de Paul Klee, ese artista que dices que no te interesa en absoluto...

Sí, el dibujo de Klee es espantoso. Es curioso que se pueda escribir algo tan hermoso como lo de Benjamin sobre una cosa tan repugnante como lo del dibujo de Klee.

Creo recordar que te pasa algo parecido con Elías Canetti.

Cierto. En uno de los tomos de sus memorias Canetti habla de su experiencia ante un cuadro de Brueghel, El Triunfo de la Muerte. Canetti escribe una cosa maravillosa, pero el cuadro de Brueghel me espanta. Con la producción de los surrealistas me pasa lo propio, es muy literaria.

Ya que nombras a los surrealistas, hay quien toma tus dibujos por ejercicios de automatismo.

No tiene nada que ver. Siempre que dibujas haces trazos automáticos dictados por el ojo. Pero tú estás empleando conceptos muy taxonómicos. Tu pregunta es muy de historiador. Los médicos, los ingenieros y los historiadores del arte trabajan con clasificaciones.

¿Y los artistas con qué trabajan? ¿Con desclasificaciones?

No. Yo no lo veo así. Un artista lo que hace es fabricar obras de arte.

Esta es una respuesta tautológica: un artista es aquél que hace arte.

Bueno, pues sí.

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