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"La escena rock actual supera en calidad a la que se hizo en los 80"

"La escena rock actual supera en calidad a la que se hizo en los 80"

Acaba de publicar su segundo trabajo. ¿Cómo ha sido el proceso de composición?

Es un trabajo que recoge cuatro años de mi vida en los que han pasado muchas cosas. Entre ellas, por ejemplo, está el haberme roto un pie cuando estaba a punto de presentar el disco por primera vez. Entonces lo paramos todo y la verdad es que le sacamos partido, porque dimos con cuatro canciones nuevas que mejoraban las ya editadas.

Santa Leone

Este disco sigue en la línea de Pájaro, que no es rockero ni italiano. Es una mezcla de muchos estilos que hacemos nuestros. Yo veo este disco como una continuación del otro y al mismo tiempo una apertura hacia otros estilos.

Entre esa unión de estilos destacan elementos del blues, el tropicalismo o el swing. Pero también ha sido definido por conceptos como el navajismo o el lupanar. ¿Qué hay de esto?

Algo de eso hay, porque la vida es así; es una realidad que existe en Sevilla y que hemos mamado. Aunque también tiene muchos santos. Nosotros unimos las dos cosas, el rock y la Semana Santa, porque así se da en Sevilla. Incluimos a las cofradías en ese ambiente de cigarrillos y clubs nocturnos

Usted es considera un músico de culto en Sevilla, por su trayectoria como guitarrista desde los años 80. ¿Considera que su música está enraizada en la capital andaluza o se nutre de fuera?

Nosotros salimos de Sevilla. Está claro. Pero se podría decir que cogemos un tren imaginario y que ese tren pasa por Roma, viaja hasta Sudamérica y sube, desde allí, para acabar en el Delta del Misisipi. Eso también tiene mucho que ver con lo que es Andalucía, donde pasaron los árabes, los romanos y civilizaciones de mucha cultura. Eso ha hecho que Sevilla sea un cónclave de estilos. Hasta llegaron los americanos con las bases de Rota y Morón. Esto hizo que el rock llegara antes que a otras regiones.

¿Qué supone para usted trabajar en sus propios proyectos?

Tiene un punto liberador. Me ha pasado. Llevo toda la vida aliñando los discos de otros artistas. La verdad es que me han tratado muy bien y he sacado mucho de ello. Pero este cambio también ha sido duro, porque ahora es uno el que asume toda la responsabilidad. Esto es difícil. Pero claro, como tengo un buen equipo lo sacamos adelante. Pero bueno, desde que hago mi propia música soy más feliz.

¿Cómo fue eso de criarse en una sala de cine? ¿Reconoce influencias de Morricone?

(Risas) Desde luego. Totalmente. Mi padre trabajaba de proteccionista y en verano era yo el que se ocupaba de echar las películas. Los pases se repetían mucho y yo me quedaba con las bandas sonoras. Aquí se ha visto mucho cine italiano y americano, y eso marca a un niño que a los seis años ya sabía que iba a ser músico.

¿Siempre fue la guitarra?

Sí. La primera que apareció en mi casa se consiguió con los puntos del Avecrem. Así que se lo debo a mi madre. Ella la consiguió y yo aprendí solo desde los seis años.

¿Es del todo autodidacta?

Sí. Bueno... Entré en el conservatorio a los diez años y salí con once. No era lo que yo buscaba. Solo la palabra... Yo no soy nada conservador. Soy más anarquista a la hora de hacer las cosas.

¿A qué edad empezó a considerarse músico?

Empecé a trabajar con 14 años, con el grupo Los hermanos Pérez. Desde ahí, me vi con más bandas y hasta hoy. Toda una vida dedicado a las seis cuerdas.

¿Influencias?

Está claro. Tengo una influencia muy fuerte de Silvio Fernández Melgarejo, con el que trabajé muchos años. Por supuesto: Kiko Veneno, Pata Negra y de todo lo que se ha cocido por aquí. Yo siempre he sido el chaval que estaba con la guitarra acompañando y como Sevilla es pequeña y la música no da para vivir, siempre estaba con dos o tres bandas al mismo tiempo.

Pero para destacar en Sevilla como guitarrista hay que ser muy bueno...

Y constante. Sevilla tiene fama de tener muy buenos guitarristas y no es ninguna tontería. Tenemos esa suerte cultural que le decía antes y se toca la guitarra flamenca. En todas las casas hay una, aunque solo sea para colgarla de la pared. Nosotros teníamos esa base flamenca y cuando llegaron los americanos con Hendrix y todo aquello empezamos a cambiarles cosas por guitarras. Yo era muy pequeño. Pero se produjo un avance muy grande. Y bueno, aunque Pájaro no suene a flamenco, la base está ahí.

Fernando Mansilla retrata en el libro Canijo

Ese libro, que es uno de mis preferidos, explica muy bien cómo era la Sevilla de los 80, qué pasaba y qué actitudes había. Está centrado en la heroína, pero eso hizo que en Sevilla pasaran muchas cosas. A parte del drama, era una ciudad con un movimiento cultural y de bandas alucinante. Yo lo viví. Y si hubo una movida en Madrid en los 80 también la hubo en Sevilla.

¿Qué músico o artista le ha sorprendido más?

Yo me quedo con Silvio, con las letras de Kiko Veneno y el arte que tiene mi amigo Pepe Begines, de No me pises que llevo chanclas, que canta hablando. A parte, claro de mi Jimi Hendrix, mi Elvis Presley y mi Django Reinhardt.

¿Se fija en la voz de Elvis?

No solo en la voz. La verdad es que yo quería ser Elvis. Con 15 años me dejé tupé y solo me faltó pintarme las patillas. Me ponía con una guitarra o una raqueta de tenis delante del espejo e imitaba sus movimientos.

¿Qué opina de la escena rock andaluz en la actualidad?

Ahora hay un movimiento brutal. Creo que a nivel musical y creativo estamos en uno de los mejores momentos. Me atrevería a decir que supera en calidad y conocimientos a la generación de los 80.

¿Por qué le llaman Pájaro?

Yo era muy flaco con 14 años y tengo una nariz muy grande. Un día iba caminando rápido por la calle Sierpes y un señor mayor dijo: ¿dónde vas chiquillo, que pareces un pájaro? Y los chavales que iban conmigo se lo apropiaron. A mí, la verdad, es que me gusta.

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