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El secreto de la Kempeitai

El secreto de la Kempeitai

Resumir cuáles han sido los mangas más importantes basados en sucesos históricos es una tarea ardua como pocas. Y es que el cómic japonés sigue siendo una industria desorbitante, casi de ciencia ficción, en donde las temáticas, géneros, estilos, y un sinfín de subdivisiones argumentales convierten este objetivo en una auténtica hazaña. Digamos que los samuráis y ninjas han inspirado numerosas obras. Muchos han reverenciado a la figura del guerrero invencible como Hinomaru Jatanosuke de Kikuo Nakajima o Akado Suzunosuke del desaparecido Eiichi Fukui.

Sin embargo, el ninja solitario o el samurái rônin tiene como referentes a Sampei Shirato, Goseki Kojima o Hiroshi Hirat que muestran con una documentación excelente la imagen del Japón de antaño y a un mismo tiempo ejercen también una crítica contra la sociedad de aquella época. Tres obras llevan dicho argumento a su máxima expresividad: La espada del inmortal de Hiroaki Samura; Vagabond con Takehiro Inoue y Rurouni Kenshin. El guerrero samurai de Nobuhiro Watsuki. Pero, ante todo, habría que destacar a Itisashi Sakaguchi y la genial Ikkyu. La obra cuenta muy bien el trasfondo histórico del siglo XV en un Japón con una gran inestabilidad que se reflejaba en múltiples revueltas y revoluciones y donde se explica el paso de la economía del arroz a la de la moneda. Un nivel parecido es el que logra Kazuo Kamimura con Historia de una geisha que nos sumerge en el fascinante mundo de estas mujeres para narrarnos la historia de Japón desde los anos previos a la guerra de Manchuria, cuando el placer se veía favorecido por la prosperidad económica que concluyó con el fin de la Segunda Guerra Mundial.

Por su parte, Ethan Young, en Nankín, la ciudad en llamas, aborda uno de los capítulos más desgarradores de la Segunda Guerra Mundial, como fue la devastadora invasión japonesa de Nankin, con un sobrecogedor relato sobre la guerra, la muerte y la resistencia, con el ejército Imperial Japonés tomando a la fuerza la capital china. En medio del polvo y los edificios demolidos, dos soldados supervivientes tienen que hacer frente a todo un ejército con su astucia.

Uno de los primeros en utilizar la historia occidental como fuente de inspiración fue el gran Osamu Tezuka que, con su dramática y magnífica obra Adolf, muestra los horrores de la Segunda Guerra Mundial en Europa con el exterminio de los judíos y en Asia con las matanzas llevadas por las fuerzas imperiales japonesas. La aparición de unos documentos sobre el origen judío de Hitler pondrán en peligro el régimen alemán, por lo que serán buscados por miembros de la Gestapo y la Kempeitai o policía secreta japonesa para destruirlos. En el otro bando se encuentran los enemigos del Partido Nazi que quieren hacerlos públicos.

Otro autor que se sirvió de la biografía de un personaje célebre occidental como inspiración para un manga fue Kaiji Kawaguchi, que, en su obra Cocoro, hace un magnífico retrato biográfico de Leonardo Da Vinci con bastante rigurosidad y abarcando todos los ámbitos que pudo ejercer como hombre humanista. Ryoko Ikeda, por su parte, potencia la idealización y el romanticismo en la biografía sobre Napoleón. También han proliferado una serie de obras históricas, aunque basadas en personajes de ficción. Un ejemplo es Porco Rosso de Hayao Miyazaki ambientado en la I Guerra Mundial; Candy, Candy de Yumiko Igarashi y Kyoko Mizuki, que transcurre en la América de principios del siglo XX; Lord Cain de Kaori Yuki en la Inglaterra victoriana l, y Akihiro Itoh que muestra sus predilecciones por los ambiente del oeste americano en su genial Belle Star.

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