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cómic

Los ignorados años veinte

Trillo y Túnica muestran en 'La francesa' cómo funcionaba el tráfico de personas en las sociedades europea y americana

Una de las viñetas de 'La francesa' . LP / DLP

Carlos Trillo ha sido uno de los guionistas más prolíficos e importantes que ha dado Argentina en el noveno arte. Y eso, en un país que ha parido nombres tan importantes como Héctor Germán Oesterheld, Quino o José Luis Salinas, ya son palabras mayores.

Entre sus obras maestras se encuentran títulos como Alvar Mayor, Clara de noche, El último recreo o Ficciones. Todos ellos acompañados de dibujantes tan importantes como Alberto Breccia, Horacio Altuna o Jordi Benet. Hay que recordar que algunas de sus historias han sido publicadas en España por entregas en las desaparecidas revistas 1984 y Zona 84, pioneras del cómic moderno de ciencia ficción en nuestro país. Y sus sagas se convirtieron además en la quintaesencia de dichas publicaciones con una extraña mezcla entre drama, erotismo e intriga siempre con un toque de denuncia social.

Pero la producción de Trillo ha sido tan extensa, versátil y brillante, desde 1975 hasta su fallecimiento en 2011, que sería injusto destacar algunas obras por encima de otras. La francesa es uno de los títulos más singulares y menos conocidos de toda su carrera. En ella el escritor retrata el mundo de la prostitución en las entrañas del barrio de La Boca en Buenos Aires a comienzos del siglo XX, inspirado en el libro El camino de Buenos Aires, de Albert Londres, el cual protagoniza la historia donde realiza un trabajo de investigación periodística que Carlos Trillo transforma en un hábil y brillante thriller.

La obra fue dibujada por Pablo Túnica, un joven autor también argentino que utiliza tonos en su mayoría oscuros, creando una sensación agobiante y grotesca a la que ayuda una coloración de graduaciones más bien opresivas. Entre lo naif y lo perverso, sus personajes se debaten en un estilo cercano al impresionismo y las últimas tendencias de la escuela centroeuropea, aunque a veces muestre influencias de Johan Sfar o incluso Jacques Tardí. Un prometedor autor que se podría incluir en la emergente escuela de los nuevos dibujantes del país sudamerticano del estilo de Mandrafina, Martín Túnica o Lucas Varela. Además, Túnica tiene la habilidad de llenar las viñetas con todo tipo de detalles que enriquezcan la lectura y el disfrute visual.

El personaje central es Mireille, una joven nacida en Le Havre que, vive en la precariedad más absoluta y a la que un chulo se la lleva a Buenos Aires. El escritor, que fue su confidente, relata cómo se convirtió en la chica más reclamada del lugar y cómo fue acusada de un asesinato que no cometió. Todo a través de escenarios tan dispares que transitan desde un lujoso club de caballeros donde la prostitución de alto standing se oferta como todo un arte, hasta los muelles repletos de barro donde mujeres decadentes se venden por una miseria.

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