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AMALGAMA

Un libro de Zizec

El filósofo analiza el vandalismo surgido en 2005 en Francia y lo ve desconectado de cualquier reivindicación concreta

Un libro de Zizec

Hace unos días salí, por la tarde, tras terminar un cierto negocio, a tomar mi vehículo, que estaba aparcado en zona horaria. Al sacar la llave para abrirlo, ésta se deslizó inadecuadamente y cayó al bordillo de la acera, rebotó y ¡Ah, la parca! penetró malévolamente por entre una rejilla de sumidero que, justamente, estaba debajo mismo de la puerta que pretendía abrir. No me quedó otra alternativa que agacharme, tirarme en sentido prono y, previamente a haber sacado la rejilla, proceder a meter el brazo hasta, hurgando, dar con la llave. Sentí como un bicho húmedo que me rozaba la mano pero, aguantando el asco, seguí tanteando hasta encontrarla. La localicé y el supuesto bicho resultó ser un ejemplar del libro del filósofo Slavo Zizec, Sobre la violencia. Seis reflexiones marginales, en edición de Paidos de 2009. El opúsculo estaba un poco pringado, pero se podía limpiar y leer. Arranqué hacia una cafetería en otra parte de la ciudad, y previa una buena operación de aseado, del libro y mía, abrí para su lectura aquel texto venido de la mugre. Caí en el capítulo cuarto, inaguantable y tópico, y pasé al tercero, en el que encontré lo siguiente: analizaba el surgimiento de la violencia, en 2005, en Francia, cuando miles de hijos de inmigrantes salieron a las calles a incendiar coches. Zizec comparaba estos hechos con los de mayo de 1968. A estos les encontraba un objetivo específico vinculado a una lucha específica, pero al vandalismo de 2005 lo veía desconectado de cualquier reivindicación concreta, siendo que sus protagonistas tampoco pertenecían a las clases más pobres, sino más bien a clases colocadas, subsistentes y, en varios casos, clase media. Zizec intenta "la búsqueda de algún significado más profundo o de un mensaje oculto en tales explosiones. Lo más difícil de aceptar es precisamente la falta de sentido de los disturbios; más que una forma de protesta, son lo que Lacan llamó un movimiento impulsivo a la acción que no puede ser traducido al discurso o al pensamiento y que conlleva una intolerable carga de frustración". La violencia se generó contra la propiedad privada, unos etiquetaron la revuelta como fundamentalismo religioso, otros culparon al estado por no imponer la disciplina a los huéspedes desagradecidos, otros pedían más programas sociales inclusivos para evitar estos comportamientos? La interpretación de Zizec es que alguien que haya encontrado el camino no se mueve por el odio ni por el resentimiento, y por tanto, si lo ejercen lo que les ocurre es que están convencidos de que son inferiores a los occidentales, se odian a sí mismos por no ser occidentales, se autodenigran y, para solucionar su contradicción, recurren a la violencia. Contrapongo que no hay que dar por hecho que cuando se encuentra un camino éste se recorre sin odio ni resentimiento, pues depende del camino, y algunos son caminos de odio puro. Odio y amor son dos categorías que se pueden encontrar en la naturaleza en estado puro, como el oro o el carbono, y las explicaciones para que la historia nos quede bonita son eso, intentos de que la historia quede bonita, un falaz prurito. Del análisis de la violencia en otra parte del libro podemos entender que Latinoamérica, en los años 70 y 80, se incendió de arriba abajo, con revoluciones de izquierda y con las reacciones de los gobiernos autoritarios de derecha. Como éstos disponían del aparato del estado, aplastaron violentamente a quienes se ocultaban asimétricamente en el seno social, de forma que al hacerse invisibles en el campo castrense, sólo podían ser vencidos con el ejercicio de un terrorismo inverso. Ése es el horror que se acerca si prospera ese odio en estado puro. El tema es complejo, pero es peligroso no advertir que existen componentes elementales a los que hay que tratar sin equivocarnos. Me levanté, tomé el libro, que seguía bastante arrugado, y lo deposité en el contenedor de reciclaje de papel. Llegué a mi vehículo, lo abrí sin incidentes y proseguí camino a casa.

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