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Leer o no leer, esa es la cuestión

Península publica el ensayo 'Cómo leer literatura', con el que el crítico literario Terry Eagleton pretende que volvamos a prestar atención a lo que leemos

Leer o no leer, esa es la cuestión

Miguel de Cervantes, William Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega murieron el 23 de abril de 1616, qué mejor día para rendir un homenaje universal a los libros y los escritores. En líneas generales, en las obras de Cervantes y Shakespeare podemos encontrar todo lo que necesitamos saber acerca del mundo y del hombre. En El Quijote podemos leer joyas de este calibre: "Amor y deseo son dos cosas diferentes; que no todo lo que se ama se desea, ni todo lo que se desea se ama", o "Confía en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades", o "El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho", o "Me moriré de viejo y no acabaré de comprender al animal bípedo que llaman hombre, cada individuo es una variedad de su especie".

Por supuesto, Shakespeare no se queda atrás. En Hamlet podemos leer juicios que valen la pena rescatar: "Antes que nada ser verídico para contigo mismo. Y así, tan cierto como que la noche sigue al día, hallarás que no puedes mentir a nadie", o "El que va demasiado aprisa llega tan tarde como el que va muy despacio" (de Romeo y Julieta), o "En las cosas humanas hay una marea que si se toma a tiempo conduce a la fortuna; para quien la deja pasar, el viaje de la vida se pierde en bajíos y desdichas" (de Julio César), o "El mismo diablo citará las sagradas escrituras si viene bien a sus propósitos" (de El mercader de Venecia), o "Agitándonos para alcanzar lo mejor, maleamos a menudo lo bueno" (de El rey Lear).

Todos andamos cada vez con menos tiempo para leer, y cuando lo encontramos (en la pequeña cafetería de nuestro barrio, en los transportes públicos o en la cama antes de dormir) la mayoría de las veces leemos sin prestar atención, pendiente de mil cosas. Por eso hacen faltan libros como el del profesor y crítico literario Terry Eagleton, Cómo leer literatura, publicado por Península, con el que pretende que volvamos a prestar atención a lo que leemos. Eagleton invita a los estudiantes de literatura y a los lectores en general a "contradecir el mito que nos presenta el análisis [crítico] como el enemigo del placer de la lectura".

Cómo leer literatura es un libro sobre crítica literaria para los que no entienden de crítica literaria, aunque los que sí entienden lo leerán con idéntica satisfacción, porque Eagleton es un profesor maravilloso, que utiliza su sutil ironía y aplica su agudeza en desmontar clichés, el primero de todos, el de la propia creación literaria: "Casi todas las obras literarias empiezan con palabras que pueden haberse utilizado ya innumerables veces, si bien no necesariamente combinadas de eso modo concreto. [...] Ningún inicio de ninguna obra literaria llega a ser realmente absoluto. Toda lectura implica una ambientación considerable. Para que un texto resulte inteligible, muchas cosas tienen que estar en su sitio. Una de ellas son las obras literarias previas. Toda obra literaria se remite a otras obras, aunque sea de forma inconsciente".

Cualquiera que quiera entender Mansfield Park de Jane Austen, Jude el Oscuro de Thomas Hardy, Tiempos difíciles de Charles Dickens, El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad, o Jane Eyre de Charlotte Brontë debería tener este libro a mano. Para Eagleon, Jane Eyre, "mojigata, moralista y ligeramente masoquista [...] no es precisamente la heroína más agradable con la que uno espera poder compartir un taxi". Que Jane Eyre sea masoquista no es culpa suya, por supuesto, ni de su autora: "Los poderosos [como el señor Rochester] pueden permitirse la transgresión, mientras que los pobres y los indefensos deben andar con cuidado. Tienen que intentar ser insípidos para evitar acusaciones más graves".

Perspicaz y a menudo divertido, Cómo leer literatura es un libro tremendamente útil para perderle el miedo a los clásicos y no tan clásicos, como Harry Potter y la piedra filosofal de J.K. Rowling, cuyo protagonista, según Eagleton, pertenece "a una distinguida retahíla de huérfanos, semihuérfanos, custodiados, expósitos, bastardos, bebés cambiados de cuna e hijastros deprimidos que llenan las páginas de la literatura inglesa". Cualquier libro es bueno para adentrarse en la literatura y más en estos tiempos de desinterés galopante por la lectura tal como siempre la hemos entendido.

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