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AMALGAMA

Meden agan

Y los de la corriente animalista han dado a entender que esquilar las ovejas para obtener su lana es maltrato animal, siendo que en alguna zona ya se estudia el administrar a los animalitos un producto químico que haga que se les caiga el pelo

"Meden agan", nada en demasía, se traduce esta frase que, junto al "Gnosi seauton", conócete a ti mismo, orlaban el frontispicio del Oráculo de Apolo en Delfos. Pues es cuestión, para un buen vivir, de no tocar extremos, pese a que lo apolíneo y lo dionisíaco, cada uno a su estilo, tiendan muchas veces a extremarse. Visto lo visto en la política actual, excepto si se tiene algún pariente cercano, tendemos a considerar los políticos como animales con chaqueta, corbata o rasta, lo mismo da. Es por ello que mis simpatías lo eran hacia el Partido Animalista que, por cierto, tuvo más de un millón de votos al Senado en las últimas elecciones, y que abogan por proteger a los animales no políticos de los animales humanos, que han conseguido exterminarlos excepto cuando los crían para comerlos o usarlos. Por ejemplo los nuggets de pollo se fabrican industrialmente, para conseguir su ternura al paladar, poniendo en grandes filas a pollitos de muy poca edad, a los que se va decapitando para obtener su preciada carne. De las gallinas ponedoras, por otra parte, se amputan sus picos para que no piquen los huevos que se les hace poner a ritmos endiablados, si es preciso practicando la muda forzosa, como se llama a dejarlas continuamente con luz artificial en los últimos meses de su ciclo vital, hasta que el estrés saque de ellas el último aliento vital en forma ovalada y blanca. A estas salvajadas, y muchas otras más, propinadas a todos tipo de especie que caiga en la mano del humano, es a las que se ha opuesto la corriente anti maltrato animal. Pero ahora vayamos a la contra. El campo está lleno de campesinos que arrastran años o siglos de tradición para con el trato de los animales. Y los de la corriente animalista, por ejemplo, han dado en entender que esquilar las ovejas para obtener su lana es maltrato animal, siendo que, en alguna zona ya se estudia el administrar a los animalitos un producto químico que haga que se les caiga el pelo a fin de no obtenerlo con la pela clásica con la que se les tumba al suelo y se les corta el vellón con tijera. Se puede entender que esa aplicación de una especie de quimioterapia sí que será malsana para el animal, aunque deje a sus inventores y defensores tranquilos en su locura. Otro ejemplo, precisamente escuchado a un experto lanero mientras estábamos en una pela privada en una finca de Ingenio, fue el ocurrido en Tenerife a unos campesinos que poseían un rebaño de cabras, a quienes habían denunciado al Seprona por entenderse que unos perritos estaban famélicos, cuestión que arrancaba más de la constitución de los mismos que de lo que suponían las mentes calenturientas de los animalistas de aquella ocasión. Al entrar el Seprona en el lugar pudieron ver que había varios baifos encerrados en una habitación sin agua, y los confiscaron y se los llevaron como muestra de la crueldad de los cuidadores. Seprona no conocía que las cabras cuando van a pastar esconden a sus baifos que desaparecen bajo tierra y son casi imposibles de localizar, y no surgen hasta que sus respectivas madres vuelven y balan, momento en el que aparecen de no se sabe dónde, pues viven resguardados como en el clásico cuento El zorro y las cabritas. La habitación en la que permanecían los baifos era, precisamente, una ayuda a las cabras madres que estaban pastando, y al volver corrían adonde sus baifos para amamantarlos, siendo que entremedio ningún baifo siquiera bebe agua, por ley natural. Pues los funcionarios de Seprona arramblaron por los baifos y se los llevaron para protegerlos. Lo que realmente estaban haciendo era un verdadero maltrato animal, pues las cabras madres llegaron y se encontraron sin sus baifos a los que dar de mamar, y los baifos, entretanto, entonces sí, sufriendo en las instalaciones del Seprona, donde la burocracia no les dejó salir hasta unos días después de que se entendió el entuerto. Y, entre extremo y extremo, vamos avanzando.

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