Después de Blueberry: la experiencia secreta y Brokeback mountain, los códigos del western, han quedado pervertidos hasta el punto que un cómic puede incluir en una historia de exploradores que atraviesan el territorio comanche de Texas a chamanes, jóvenes con poderes paranormales, un homosexual, un cazarecompensas que parece Boris Karloff en el papel de La momia y una chica travestida. Tal es el caso de El olor de los muchachos voraces de Loo Hui Phang, una artista multidisciplinar que entre toras cosas es cineasta, lo que explica las influencias cinematográficas antes citadas, y dibujado por Frederik Peeters, cuyo expresivo trazo tanto debe a Hugo Pratt. Lo mejor de este cómic es que la historia mantiene el suspense hasta el final revelando a cuentagotas los turbios secretos del trío protagonista en un argumento que atrapa al lector hasta su desenlace.