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cómic

Viaje al Londres oculto

'Neverwhere', de Neil Gaiman, es una aventura iniciática llena de simbolismos que sucede en los subterráneos de la ciudad

Una de las viñetas de 'Neverwhere'. LP / DLP

Neverwhere era un mundo ficticio en el cual se desarrollaban las aventuras de Den, la obra de fantasía heroica creada por Richard Corben en el año 1973. Sin embargo, y posteriormente, ese nombre ha sido utilizado para designar un mundo subterráneo, paralelo a la ciudad de Londres, y que da título a esta historieta gráfica irrepetible.

Neverwhere es una fantasía urbana ideada por Neil Gaiman y Lenny Henry que comenzó a emitirse en 1996 como miniserie en la televisión británica, para luego ser novelada por el propio Gaiman. Finalmente, el libro fue adaptado al cómic en 2005 por Mike Carey, que conocía al dedillo la obra de Gaiman porque ha trabajado en Lucifer, un spin-off de su obra maestra The Sandman. Los colores son de Glenn Fabry, que también ha colaborado con el autor.

El argumento es muy arquetípico. Trata sobre un joven que lleva una existencia convencional sin saber que existe un mundo oculto más allá de su aburrida vida. Este tópico literario, que constituye toda una alegoría del deseo del ser humano de trascender el mundo material, es el que en todas las leyendas, sagas, epopeyas, mitos y cuentos, llevan al protagonista a realizar un viaje iniciático que lo transformará. Ese viaje subterráneo se desarrolla como una aventura en la que tiene que desempeñar toda una sucesión de trabajos para los cuales deberá utilizar su ingenio y su valor. Como debe suceder en todo viaje iniciático, el aspirante realiza su periplo guiado por un iniciador, que en este caso se llama el Marqués de Carabás, inspirado, claro está, en el cuento popular europeo El gato con botas. Hay otras fuentes literarias, porque Neverwhere es muy parecido a Neverland, el país de Nunca Jamás de Peter Pan, y la historia tiene cierto toque inequívoco del género de espada y brujería. Pero analizando el cómic con atención podremos ver que su origen no está en la variante literaria de este subgénero de la fantasía épica, sino en la de su adaptación a los juegos de rol.

El dibujo de Glenn Fabry, además de emplear una variada paleta, es muy realista en los detalles. Las páginas poseen una complejidad que hace que la historia sea más realista ya que ese Londres paralelo queda reproducido como una auténtica ciudad. Esta fidelidad llega hasta tal punto que aquellos que conozcan la ciudad europea podrán reírse de lo lindo al ver como Neverwhere reproduce la capital británica de manera fantástica, y por ejemplo, un lugar emblemático de la urbe como es The Angel, Islington, se convierte en un personaje que, para hacer honor a su nombre es un ser celeste. Es en este aspecto en donde el cómic supera a la serie de televisión, porque aquella adolecía de falta de presupuesto, lo que no ayudaba precisamente a hacer la historia creíble.

Sin embargo, al leer este volumen comprobamos con satisfacción que allí donde fallaba el séptimo arte por motivos económicos, el noveno demuestra que con menos medios se puede conseguir un producto que tenga mayor verosimilitud a pesar de ser tan irreal.

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