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arte

Néstor de la Torre, Epitalamio 'proto-queer'

Una revisión del artista canario desde modernas posiciones teóricas permite transportarlo del acogedor estudio a los crudos sex-shops

'Epitalamio'. LP/DLP

Hablar de Néstor de la Torre, y concretamente de una pieza del estilo de Epitalamio, es para el estudioso del arte que lo conoce algo que roza un tabú de lo más absurdo. Sus piezas, a pesar de estar profundamente relacionadas con sus raíces, siendo siempre su estudio de la capital grancanaria el lugar de mayor producción del artista, desprenden una atmósfera si no poco convencional para un pintor de ese entonces con dicha procedencia, sí un simbolismo que quedó plasmado mas allá de lo grá?camente apreciable.

Epitalamio, o como lo subtituló de la Torre, Las bodas del príncipe Néstor, es una de sus piezas de gran formato que se encuentra expuesta en su pinacoteca del Pueblo Canario, ambicioso proyecto diseñado por el propio artista y llevado a cabo por su hermano y arquitecto Miguel Martín Fernández de la Torre. En dicha obra, realizada allá por 1909, podemos contemplar una armoniosa composición de ?guras humanas acogidas por una destreza edi?cativa y decorativa admirable, a la par que sus representaciones anatómicas, en las cuales, el retrato del artista es el foco de atención, sobre todo las facciones y lo corpóreo re?ejado en la ?gura femenina, caracterizada con los rasgos del propio Néstor. Hablamos de un simbolismo de lo más obvio hoy en día, incluso bajo la acción de tal escena y el título de la obra, cuyo término viene dado desde la antigüedad, siendo el epitalamio una especie de canto de carácter poético interpretado en bodas.

Tal obviedad se esfuma en una sociedad cientí?ca y colonialista como la de entonces, pero que considero fundamental reaparezca en nuestro siglo, bajo unos no tan nuevos conceptos siempre presentes en el artista, pero quizás no revisados con actualidad en el mismo. Me pregunto, ¿qué hay de Teoría Queer en de la Torre?, probablemente mucho más que ese obvio travestismo cargado de carácter simbólico, quizá entre esa cálida y envolvente atmósfera se encuentre un precursor de la potentísima teoría que hace ya décadas identi?ca a una gran parte de la sociedad cultural en el mundo. En palabras del ?losofo Paul B. Preciado, "Vivimos en la Hipermodernidad Punk: ya no se trata de revelar la verdad oculta en la naturaleza, es necesario explicitar los procesos culturales, políticos, etc. a través de los cuales el cuerpo adquiere su estatuto natural." Naturalidad que en los cuerpos adultos de Epitalamio parece provenir de lo más intimo.

Representación de transgénero que ha estado presente a lo largo de la Historia del Arte en los personajes más relevantes, siendo éste uno de esos casos en los cuales las reconstrucciones apestan a franqueza, brotan desde lo recóndito hacia una visión censurada por naturaleza, plasmándose de manera casi carnavalesca.

Aún recuerdo unos grabados en espejo de lo más hortera que corrían por mi casa en los que aparecían las ?guras masculinas del Poema de la Tierra, cuerpos retozándose que ?jaron en mí esa imagen pre-pornográ?ca, la cual me ha llevado a realizar esta micro investigación, imágenes que incluso sin ser disgregadas de su contexto podrían ser actualmente avatares de una cultura Queer, eso si, de lo mas kitsch. Podríamos decir incluso que el cuerpo como objeto de deseo y bajo el ocultación simbolista del autor de dichas obras y sus representaciones que rozan el Soft-porn, el cuerpo aparenta ser tratado como el objeto Pop de Warhol, pero un objeto al que se le tiene afecto. Ese aroma carnavalesco que cité anteriormente y que combina a la perfección con la reconstrucción arti?cial podría ser el que convierte al Néstor de la Torre modernista y simbolista, en un punky cohibido inconscientemente.

En 1983 la distro?a de género (transexualidad), se incluye en la lista del DSM como enfermedad y fue en 1910 cuando Epitalamio representó a España en la Exposición Universal de Bruselas. Dicha obra no fue concebida en su origen para tal evento, su contenido creó escándalo en la sociedad artística barcelonesa, lugar en el que se presentaban las obras propuestas para representar a España en su pabellón, y gran rechazo del jurado. Epitalamio estaba rodeado por cuadros burgueses, paisajes y simbolismo romántico, un escenario perfecto en el que destacar, aunque a pesar de reconocer su facilidad por componer, la critica lo tachó de esnob al revelar en su trabajo reminiscencias propias del Museo y de las revistas de entonces.

El transgénero glori?cado por Néstor de la Torre en dicha pieza podría derivarnos incluso hacia detecciones en cuanto a diferencias religiosas mediante los signos corporales más que evidentes, pero dejando esto de lado, quizá esa atmósfera repleta de embriaguez casposa pero inmersa en un aire que podemos cali?car como Proto-Queer esté potenciada por ese esnobismo que brota de la desaprobación de tal término. Esto se refuerza en nuestros días por el más que deseable juego institucional y su ?gura en nuestra propia memoria cultural, y por supuesto el papel de gran desconocido que por desgracia mantiene dentro y fuera de las Islas, bajo una promoción y gestión de?ciente llevada a cabo por los responsables del Museo Néstor a lo largo de su actividad, manteniendo a una de las ?guras más importantes de las artes plásticas canarias en las sombras de los callejones de la memoria y nuestra cultura visual, por no hablar del sitio web del museo, algo indudablemente vital en nuestra época, que luce completamente desfasado. Y es que por muy pre-outsider y todavía inconsciente ?el de la Teoría Queer que pudiera ser Néstor, dudo que se hubiese mantenido tan alejado y fuera de onda de los circuitos culturales y artísticos de la escena actual.

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