La Provincia - Diario de Las Palmas

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De fiesta

Lo diferente de los waoranis es, sobre todo, su forma de pensar. "En la selva vas a lo elemental", señala Cardenal. "Qué hora es, qué tareas tienes por delante y dónde se van a hacer. En medio juegan. Hay muchísimo tiempo para lo que nosotros llamamos ocio. Los niños pasan esos momentos subiéndose a los árboles. Así practican a cazar monos con la cerbatana, que es parte importante de su dieta, junto al tapir, frutos y el pescado que capturan con curare en zonas controladas de los ríos. La chicha es yuca mezclada con saliva que mastican y escupen para después compartirla".

"Hay que tener en cuenta que ellos están siempre descubriendo, porque en la selva los sitios cambian a las pocas horas de haber estado". Cardenal aprovechó algunos momentos de descanso para fijarse en los waorani sin ser visto. "Son personas bastante felices, gente que sonríe mucho, que se tocan mucho, sobre todo las madres a los niños. Y organizan muchas fiestas, como un momento para bailar, cantar, conocerse. Lo llaman así, "fiestas", en español, y se ponen muy guapos. De estar prácticamente desnudos en el día a día, en las celebraciones se cubren de raíces y otros ornamentos como pintura, que extraen de una semilla, coronas y pulseras en muñecas y tobillos. Tienen un sentido muy alegre de la vida".

Después está el tema del ritmo al hablar y la forma de expresarse. "En un rodaje el tiempo es el principal enemigo y ellos son muy lentos, tanto para traducir como para formular las preguntas y responder". Lo que Cardenal quiere decir es que los waorani a menudo se van por las ramas, nunca mejor dicho. "Esperar a que acaben sus a menudo larguísimos parlamentos sin saber qué se te está diciendo y sin poder moverte en medio de una nube de mosquitos es una tortura por mucha protección que lleves".

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